Mi primer cumpleaños sin ti. Me duele realmente el corazón al darme cuenta de que no vas a verme crecer hasta ser un guerrero, pero hoy, en especial, el primer día que cumplo años desde que no estás, me siento ciertamente triste. Como sé que no te gustaría nada verme decaído en un día como hoy (que, para mi, no es que signifique gran cosa, pero sí que recuerdo la ilusión que te hacía felicitarme) intentaré pasarlo sonriendo, al menos la mayor parte.
De todos modos, es totalmente injusto que tú estés allí, en Valhöll disfrutando de deliciosos manjares, degustando los mejores caldos y emborrachándote con la hidromiel más dulce, y yo tenga que conformarme con un pequeño festín y con una tarta. Pero celebraremos muchos triunfos cuando nos juntemos de nuevo, no te lo bebas todo (que sé lo que te gusta), y te enseñaré a levantar hierros y a manejar una espada (si no te lo han enseñado ya), ya que allí no te aquejarán las dolencias propias de la edad, pues todos allí son guerreros que trascienden a las debilidades humanas, y te contaré cómo me convertí en el hombre que esperas encontrarte. Prometería no derramar más lágrimas por ti hasta que nos volvamos a ver, pero me temo que resultará imposible. No lo tomes como muestra de debilidad, sino del profundísimo amor que te tengo y todo lo que me desgarra el corazón que los Dioses te llamaran tan pronto.
Sorprende la capacidad de mi cerebro para temerle tan poco a la muerte, deseándola incluso, en ciertas ocasiones, para poder volver a estar contigo. ¿Por qué, si yo estoy en edad de luchar, no me llamaron a mi antes? Al fin y al cabo es su voluntad. Pero tengo claro que cuando las Valkirias me lleven ante el Padre de todos, lo haré con la mayor de las sonrisas, porque sé que levantaremos hierro juntos, que beberemos de grandes cuernos, y que lucharemos mano a mano, como padre e hijo en el Ragnarök. Aunque para eso quede mucho tiempo (que para ti, ahora, no será más que un suspiro) y ahora tengo que vivir, cuidar de mi familia e intentar ser feliz y hacerles felices a ellos. Y no por ti (que también) sino por mi y por ellos, por los que quedamos en Midgard, por los que te recordaremos siempre, ya que no pasa un solo día sin que los Dioses me oigan llorarte.
No nos olvides ¿eh? que nos vemos pronto.