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jueves, 1 de mayo de 2014

Un anhelo perdido.

Rompiendo la simpleza innoble en un suspiro. Perdiendo todo lo que anhelaste ser, por todo lo que luchaste, todo lo que creías al traste, a las curvas perfidiosas del súcubo más maldito. 
Al traste tu vocación, tu misión, tu vida, tu alma. Por la borda tu cuerpo, tu camino, tu fe, tu visión de ti mismo. Perdido todo por un casi, por un quizá, por un tal vez. Por un nada. Por un castillo en el aire. Disparando a ciegas, engañándote a ti mismo con que quizá saldrá bien, quizá no, quizá hoy mueras, quizá hoy ya no vuelvas a verle, y quizá no quieras hacerlo, quizá quieras envenenarle, cerrarle la puerta en las narices, dejarle agónica, gritando y suplicando en la lluvia. 
Acuchillando tu conciencia con tus propias uñas, largas, sucias, repletas de tierra y piel humana, y tu cara llena de arañazos, marcas, cicatrices. 
Discutiendo con la luz anhelando oscuridad, amartillando los dedos que te dan de leer, con la lengua que recoge y limpia tu propia sangre, lamiendo el acero, riendo entre lágrimas y desesperación. Con los ojos quemados y con el rostro lleno de cicatrices y surcos fruto de tus lágrimas de lava y los pulmones deshechos, con los pies arrastrando como un vulgar no-muerto, como un difunto que entierran en una fosa común, como un prodigio desterrado, una mente en el ostracismo, una posibilidad de éxito defenestrada. Suspirando por ella, tosiendo por ella, vomitando por ella. 
Llorando por mí, por ser tan idiota de nuevo. Llorando por dejarte llevar, arrastrar, marcar, asesinar. Por dejar que te chupen la sangre, que te infecten, que te duelan de nuevo. Por saltar y abrir las heridas de las que te dolías, por sangrar oscuridad. 
Por quemar tus sueños, por romper tu vida en dos por lo que prometía y que al final no era. Por desidia, por amor, por ese vestigio de paz entre las ruinas que nunca llega. Llorando de nuevo por esas balas perdidas en el cielo, por ese corazón latiendo al unísono con la balada más triste, de tristeza envuelto y de risa ausente, de sentir que vuelve la llamada que grita que donde duele inspira, que si escuece cura, que si supura cierra y borrón, y cuenta nueva. Y llorar de nuevo por dejar frases en el tintero, por manchar de tinta el folio donde pensabas mandar todo al traste. Todo clamando la vuelta, las lágrimas pidiendo secarse y las almas olvidadas negándose a volver a la senda de lo que un día fuiste, y lo que un día te arrebataron.



“¿Cómo no va a ser importante mi vida, si es lo único que tengo en la vida? Vive por ti.”

miércoles, 5 de marzo de 2014

Tánatos.

Toda esa rabia encerrada deseando salir, empuja tu pecho sin parar, latiendo muy fuerte, cada vez más fuerte. Toda esa ira psicótica desencadenada dentro de tu ser, como una bestia que busca una nueva víctima para alimentarse, todo ese deseo de hacer el mal, de ver sufrimiento en los ojos de tus enemigos. Esa desesperación que grita, esas voces que susurran muerte y desconsuelo mientras, con las manos rodeando las rodillas, las lágrimas tocan el sucio suelo en el que te encuentras, y un escalofrío recorre tu espalda buscando llegar al corazón para mancharlo de nuevo. Y aprietas los dientes a la par que los puños, buscando entre sangre y vísceras algo vivo para poder acabar con ello, algo de tranquilidad en este infierno, algo de cordura en esta necedad sin sentido ni rumbo, algo de compañía en esta perenne oscuridad.
 Un bostezo como descanso, un “no puedo más” pintado con sangre en las paredes de tu habitación y un triste canto a la vida sin desear que llegue. Sólo el deseo de morir, el deseo de encadenarse a algo irremediable, a algo malo y sin ningún futuro que augure esperanza, rasgarse la ropa y reventarse la garganta en un desesperado intento de ser libre, tratar de mirarse las manos y querer estrangularse a uno mismo, querer sufrir como hacen sufrir otros a sus iguales. Querer huir y no volver a soñar nunca más, ni pensar, ni respirar. Ser humo, ser aire, ser brisa, convertirse en el azote del mundo de forma inconsciente. Con la sangre de tus enemigos manchando tus zapatos, y un llanto desconsolado brota desde lo más profundo al darte cuenta de lo ocurrido. La muerte llegó a manos del frío, a manos de temblores solitarios, a manos de la propia muerte vestida de ángel, la puta muerte, la puta muerte.

Que la oscuridad te encuentre llorando su pérdida, y sentir en su seno la verdad, la paz, la calma, la calma por fin, la calma que jamás debió irse. Un consuelo cobarde y pobre que sólo puede entender muriendo, matando, matándote, sintiendo tus lágrimas suicidarse desde el punto más alto de tu tristeza, desde el nivel ulterior de la decadencia y la maldad. Y maldecir la bondad, maldecir todo lo bueno, rabioso y sincero. Puro pero manchado. Ladrón, necio, cobarde, bastardo, ignorante, violento, rabioso, impotente, asesino.
Y con la cara congestionada, con los dedos de tus manos apretando tu nuca, como tratando de arrancar una máscara pegada, y las lágrimas asesinando tu cordura, decirle a la vida que la odias, que no vuelva a aparecer, que no se le ocurra ser soñada, ser más presente, ser más persona. Querer irte, arrancarse la garganta con las uñas y ahogarte en tu propia sangre, morir de frío y de miedo y clamar al viento que te lleve con él. Lejos, allá donde se pierde el recuerdo de lo que fuiste. Allá donde nadie, jamás pueda encontrarte. Desaparecer por completo, ser la nada, y que la nada te lleve.


Y después de la tormenta llega la calma. Y si la calma no llega, sólo queda el más absoluto y ensordecedor silencio.

martes, 17 de diciembre de 2013

Sobre el independentismo catalán.

Este texto no está escrito por mi. Lo escribió en su día un familiar mío cuyo nombre no revelaré, por motivos obvios. Espero que, de formarse debate, se haga de forma cívica y sin insultos ni agresiones verbales. Si lo publico aquí es porque considero que este blog lo forman lectores inteligentes y con capacidad de diálogo y un mínimo de oratoria. 
Y sin más dilación, el texto:


 Los españoles deberíamos convocar un referéndum para darle la independencia a Cataluña. Seguro que prosperaría, y el resultado sería algo así:Cataluña se convertiría en un Estado independiente, como es hoy Túnez o Marruecos. No pertenecería a la Unión Europea, ya que, para ello, tendría que solicitar formalmente su adhesión y cumplir con los requisitos previos; esto podría durar años. Además, España tendría que dar el visto bueno para su entrada, y, podría oponerse durante más años todavía. Tendría su moneda propia que podría ser el “catalino”, por poner un ejemplo. Estarían separados de España y de Francia por una frontera bien definida, controlada por Aduanas, o por los antiguos fielatos, donde tendrían que pagarnos los correspondientes aranceles. 
Como no pertenecerían a la Unión Europea para conseguir cualquier mejora en sus relaciones con Europa tendrían que obtener el apoyo de España. Su moneda tendría un cambio flexible con el euro y probablemente se devaluaría con lo que, para evitar una inflación importada, tendrían que trabajar más que ahora, pagar más impuestos que ahora y ser más pobres que ahora. Los españoles allí residentes tendríamos pocas diferencias con el trato discriminatorio que recibimos hoy. Al estar en un país extranjero tendríamos que educar a nuestros hijos, como ocurre hoy, en catalán. Y si quisiéramos montar negocios, como ocurre hoy, tendríamos que hacerlo en catalán, o sea, que para nosotros los españoles habría poca diferencia con lo que nos ocurre hoy. Pero su trato hacia nosotros mejoraría porque les aportaríamos nuestra divisa, los euros. Y siempre al cambio saldríamos ganando.Para poder renovar su actual Carnet de Identidad español, los catalanes tendrían que demostrar que tienen una residencia fija en España y que pagan sus impuestos en España. Lo mismo les ocurriría con el Actual Carnet de conducir español, la tarjeta de la Seguridad Social , etc. Incluso les podríamos pedir Visado de entrada cuando quisieran hacer turismo en España. Nosotros, el resto de los españoles, nos ahorraríamos todo el coste que hoy nos cuesta su Seguridad Social, sus pensiones, su paro, sus vacaciones, etc. Y lo mismo con lo que nos cuesta hoy mantener a los inmigrantes que ahora residen allí, que cada vez son más numerosos, sobre todo los que provienen de países árabes. Todos los que tenemos el dinero en alguna entidad de allí, podríamos depositarlo en el Santander, o el BBVA o Caja Madrid, que al final revertiría en la empresas españolas; por no hablar de las participaciones que tiene las entidades financieras catalanas en las principales Compañías españolas, habría que obligarlas a devolver las acciones ya que, al no pertenecer a Europa, el gobierno español podría “nacionalizar” las mismas. Nos ahorraríamos todo lo que hoy nos cuesta la cantidad de Diputados y Senadores catalanes que nos desprecian. Sus viajes en primera a Madrid, sus estancias en hoteles de lujo, sus dietas, sus vacaciones, sus sueldos millonarios de por vida, sus guardaespaldas, sus comilonas, etc. Y serían sustituidos por Diputados y Senadores españoles que trabajarían por España. Nos ahorraríamos los traductores que ellos nos exigen, cuando solo por buena educación deberían hablar en español, idioma en el que todos nos entendemos. También ahorraríamos en las “embajadas” que tienen por todo el mundo. Dejaríamos de pagar a los Mozos de Escuadra que, por si no lo sabes, no los paga la Generalidad , sino el Ministerio del Interior, como a los Policías y a los Guardias Civiles, sólo que les paga más. Los ríos que nacen en España y luego entran en Cataluña podrían ser desviados para regar zonas secas de España, y no como ocurre ahora que hay que pedirles permiso para hacerlo así y que siempre lo deniegan. Además podríamos construir un buen pantano en el Ebro en la provincia de Zaragoza y convertir en regadío el desierto de los Monegros. El cava se lo pueden meter por el culo, ya que tendrían que pagar impuestos a la exportación, y no olvidar que el 80% del cava catalán se vende en el resto de España. Nosotros no tendríamos inconveniente en tomar champán francés (que con los impuestos saldría por el estilo de precio) o la buena sidra asturiana , que fresquita está de muerte, y los asturianos son unos chicos muy majos que se sienten orgullosos de haber iniciado la reconquista desde Covadonga. Si necesitaran dinero para hacer carreteras, para ampliar sus puertos y sus aeropuertos lo podrían pedir prestado a España, claro que, pagándonos los correspondientes intereses y gastos. Podrían tener su selección de fútbol, y el Barca jugaría la liga con el Nastic, el Reus y el Sabadell, así generaría buenos ingresos para futuros fichajes. Además, ganaría siempre la liga, ya que no tendría rival. Lógicamente Messi, Pujol, Busquets, Xavi, Iniesta, Valdés, Pedrito, Alves, etc. buscarían equipos más competitivos en España o Italia, pero esto, a los catalanes de pro, no les importaría mucho, lo importante sería “sus señas de identidad”. Pero por encima de todo, los españoles, nos liberaríamos de una buena cantidad de gente que nos desprecia, de políticos que solo piensan en su tierra, y de un montón de gente que nos usa según lo que les conviene y que muchas veces lo hacen con el dinero de los impuestos que pagamos el resto de los españoles. Será divertido verles allí macerándose en catalanismo. Y cómo, mirándose unos a otros, descubrirán con asombro lo pequeños que son al no pertenecer a España. Cataluña tendría entonces la dimensión que le corresponde. La de un País de paletos provincianos.