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jueves, 30 de diciembre de 2010

Niños Soldado.

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15:24 - ¿Hola? ¿Funciona ya este cacharro? Bueno... en fin. Este es el diario grabado de Adam Tembuka, a 23 de Marzo de 2006, y ahora mismo estoy en la parte de atrás de un camión, no sé la marca ni me interesa, con otros mercenarios, al sur de Somalia. He conseguido trabajo para uno de los señores de la guerra que dominan la situación aquí, y.. ¡Joder! sí que se paga bien: Diamantes puros y sin cortar. De todos modos se piensan que somos gilipollas. ¿De qué sirve en esta situación el dinero? Vale, los diamantes pueden servir de algo más allá de la frontera, pero ¿Quién íba a comprar Diamantes de Sangre sabiendo de dónde proceden? Y lo que es más inquietante ¿Para qué queremos nosotros los Diamantes si somos putos presos de los peces gordos Somalíes? Mis compañeros son tan ingenuos que hacen lo que sea por un puñado de Diamantes. "Sí, ¡son diamantes tío! imagínate lo que podremos hacer con todo esto encuanto salgamos de aquí". ¿Salir de aquí? A veces me sorprenden.

15: 36- Lo cierto, es que para llevar casi 5 días en el país no está tan mal la cosa. Han disparado a Kamungo, y por eso estamos en este camión, ya que es el único chisme con ruedas que funciona en este maldito país y, por tanto, nuestro único medio de transporte, a parte de nuestros pies, claro.... Y casi ni eso, porque ya hay dos personas que han perdido una pierna, un pie, o un brazo por el camino. A kamungo le tendieron una emboscada cuando venía hacia aquí, y ¡él sólo se ventiló a 7 personas!. Creo que formaban parte de la guerrilla del frente de liberación de Somalia, pero al fin y al cabo matamos por dinero, y obedecemos al que más nos paga, en eso consiste ser un mercenario ¿No?.

15: 42- A Chacaro y a Mufair les voló las piernas una mina de esas caseras de baja calidad, por suerte sólo explotó a media potencia, pero el caso es que ya nunca podrán caminar más y... oh.. un momento...

16: 30- Vale, ya. Acabamos de recoger a otro chico. Nos lo hemos encontrado al lado de un árbol, y tenía una escopeta entre las manos, tendría más o menos nuestra edad, unos 15, ó 16 años... Dos metros más alante, yacía en el suelo un hombre de mediana edad, con un agujero en la frente y la parte de atrás de la cabeza completamente destrozada. La cara ensangrentada todavía mantenía los ojos abiertos, pero desde luego, por el estado de sus sesos esparcidos por la hierba muerta que se teñía al paso de la sangre, estaba "bastante" muerto. El chico este no dice nada, así que voy a contarle mi historia, para que vea que no está solo, y que hay gente que lo ha pasado tan mal como él. Voy a apagar esto, luego seguiré grabando más cosas. ¿Quién sabe? Tal vez pueda entregárselas algún día a algún periodista de esos americanos, españoles, o italianos que vienen a veces por aquí, y me haga famoso editando mis "memorias".

- Fin de la grabación...

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sábado, 25 de diciembre de 2010

El fin.

Miserable y vil soledad. Acechando en un oscuro rincón donde una niña llora desconsolada la pérdida de su propia vida en manos de ella misma. Dios se insinúa poderoso ante la adversidad, y ya nada es lo que parece. Todo está muriendo, y la vida se torna más cruel aún si cabe. Las rosas comienzan a volverse negras y a machitarse, y acaban desnudas, congeladas, muertas de frío y abandonadas en un maltrecho jardín. Los árboles entonan una macabra sinfonía con sus ramas incorpóreas, y blanden sutilmente sus troncos en pos de salvación.
El cielo se vuelve gris, y la lluvia azota las caras sin rostro de los transeúntes, que pasean como si nada por la acera. El oscuro paisaje se adormece junto con la vida que ya, esboza sus últimos gritos de auxilio al mal. Pide un descanso para tanto sufrimiento.
Los querubines negros del infierno persuaden a los últimos vestigios de vida que pudiera haber en ese paraíso onírico transformado en una sala de torturas vacía. Suyo único instrumento de castigo es el olvido, y la soledad.
Las palabras brotan ensangrentadas de una muñeca a la cual le apetece llorar hilos carmesíes que desaparecen por el desagüe para llegar a formar parte de la nada más absoluta. Un vacío asolador que emite una voz cruel. "Y ahora. ¿Qué piensas hacer?"
Un alma bondadosa flota en ese virtualismo etéreo y responde. "¿Ahora? Sólo me queda la muerte". Pero su tormento no acaba ahí, la voz inquietante contesta. "Lo siento, ya estás muerto". "¿Eres Dios?"."Claro que no; Dios es piadoso". Una cara triste se impone a delatar el miedo terrorífico que cala sus huesos. Sus pupilas desaparecen, su alma se evapora, sus órganos se desvanecen, su cuerpo se erosiona. Intenta convertirse en luz, pero las tinieblas lo asolan todo.
Un grito desgarrador, como si saliera de las entrañas del mismo centro de la tierra resuena en las paredes diminutas de un ataúd invisible, y lamenta su propia pérdida. Enciende las linternas, pero, a pesar de observar la luz, no iluminan nada. Enciende la velas, y puede quemarse con su fuego, pero tampoco alumbran nada. Observa trágicos asesinatos pasar por delante de sus ojos, y se ve reflejado en ellos. Como víctima y como asesino.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Feliz Navidad

¡Feliz navidad!
Efectivamente, decir eso entre los jóvenes de hoy en día está mal visto. ¿Por qué? No lo sé, sinceramente. Supongo que será porque ahora si no eres un anarquista liberal con afán de revolucionario no eres nada, y claro, tienes que ir en contra de la religión, de los estados, de la navidad, de la tradición y todas esas cosas, qué se le va a hacer.
En fin, yo no creo en Dios, y sin embargo celebro la navidad con gusto y con emoción e ilusión, ya que son las únicas fechas en las que puedo ver a toda mi familia casi en su totalidad unida par cenar y comer sin problemas, sonriendo y siendo felices. Me da igual si no estamos engañando a nosotros mismos, y me da igual si eso es ser falso y vil, porque según muchos "tener que sonreír a tu familia sólo porque sea navidad es muy triste". Será triste, pero ves a tu familia sonreír, que es lo que cuenta.
De todos modos, está la parte religiosa. ¿Alguien puede decirme qué porcentaje de la población en España celebra la navidad por motivos religiosos? Quiero decir, porque se sientan realmente cercanas a Dios y quieran celebrar de verdad el nacimiento del "mesias", ¿un 5%? Tal vez me esté pasando. La navidad ya no es una fiesta religiosa, por mucho que digan las iglesias y todas esas sectas de poder. La navidad es una tradición que pretende ilusionar a la gente. Jesucristo no nació en Diciembre, sino en la primavera, entre Abril y Mayo, ya que se relata que el cielo estaba cubierto de estrellas, y los ganados de los pastores estaban al aire libre, así que es del todo improbable que Jesús naciera en esa época, por tanto, la navidad podría considerarse una fiesta pagana por el siguiente motivo: Fue el Papa Julio I el que pidió que la navidad se celebrara el 25 de Diciembre. El motivo es porque las fiestas nacionales romanas (no recuerdo el nombre) se celebraban en esa época, y recién instaurado el Crisianismo, pensaron que sería un buen sistema para acercar más la religión al vulgo. He ahí el motivo de por qué la navidad se celebra el 25 de Diciembre, pero nada más lejos de la realidad.
Además, recordemos que no sólo celebramos la navidad, sino también el cambio de año. ¿También tiene la culpa la navidad de eso?
Otro factor que influye en las protestas contra la navidad es el consumo. Antes he visto en Tuenti una foto con unos niñitos negros con platos de comida vacíos, y debajo ponía "feliz navidad". No entiendo esa foto. Qué pasa ¿Que los niños pobres sólo son pobres en navidad? También se consume mucho en otras épocas del año, como en las vacaciones de verano o las bodas, despedidas de soltero, y demás eventos. ¿Qué pinta la foto de esos niños con ese comentario irónico de "felíz navidad"? ¿Acaso es que yo, por celebrar la navidad con mi familia, voy a ser peor persona sólo porque hay gente que muere de hambre en otros países? Si te sientes comprometido con la causa, colabora como hacemos todos llevando tu ropa vieja a las ONG's, donando medicamentos caducados, o incluso puedes hacer como yo: Pagar una cuota simbólica a Caritas para el desarrollo de granjas inteligentes en África, pero por favor, no me pongas esa foto, porque carece completamente de sentido. Y si la pones, ponlo en todas las fechas del año.
Cierto es que en Navidad se consume más, pero no sé dónde está el problema. ¿No estamos en crisis? Supongo que el consumismo hará que la economía se mueva y, al menos, poder avanzar un peldaño en esta situación. No es cuestión de comprar cosas para demostrar lo mucho que quieres a tu familia, ya que en los cumpleaños también se regalan cosas. ¿Qué vamos a hacer? ¿Rechazar los regalos? Repito: Es tradición. Es obvio que no voy a querer más o menos a mi familia porque me regalen cosas o me las dejen de regalar, pero a mí (personalmente) me hace muchísima ilusión saber que mi hermano me ha comprado algo, que mi hermana tiene algo par mí, y que mis padres, en algún lugar de su cuarto, tienen algo que saben que me hará ilusión. Yo también compro regalos de Navidad, los escondo en mi cuarto, y me siento realmente feliz cuando, el día de Reyes, veo a mi familia abrir esos paquetes repletos de ilusión, y que hacen que se les dibuje una sonrisa por muy absurdo que pudiera ser el regalo. No es cuestión de gastar mucho para demostrar que amas a tu familia, sino servirte del amor hacia los tuyos para tener un motivo para regalarles algo que sabes que les hará ilusión, sirviéndote una fecha tan señalada como es la tradición de la Navidad como excusa.

Seguramente publique esto y me arrepienta, porque podría haber puesto muchas más cosas que me hubiera gustado compartir. No obstante, estoy seguro de que al igual que habrá muchas y muy diversas opiniones que coincidirán conmigo, habrá otros sectores que me criticarán y me avasallaran a comentarios y mensajes privados en diversas redes sociales. Y a estos últimos, ya que los puntos de vista son como los culos: Todos tenemos uno, sólo puedo deciros:

¡¡ FELIZ NAVIDAD, y PRÓSPERO AÑO NUEVO !!

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Quiero que seas mi guitarra esta noche.

Quiero que seas mi guitarra esta noche. Quiero acariciar el suave tacto de tus curvas. Quiero sentir vibrar las cuerdas, sentirlas hasta sacar el sonido más agresivo que puedas darme. Quiero que seas mi guitarra esta noche. Quiero que ese concierto sea inolvidable, que lluevan ilusiones, que gritemos juntos. Quiero deslizar mis dedos fírmemente, pero con dulzura, y tocar juntos una lasciva sinfonía. Quiero sentir cada traste en una eternidad, y notar el cosquilleo de la canción más bonita que puedas susurrarme en el oído. Perder la noción del tiempo, una eterna oda.
Quiero que seas mi guitarra esta noche. Quiero agarrarte con fuerza, y hacerte gritar. Y como si del ocaso de un concierto se tratara, respirar profúndamente y sentirnos libres, empapados en sudor y sin apenas sentir las extremidades. Quiero que seas mi guitarra esta noche, que tu cuerpo se pegue al mío, y juntos entonemos una canción que nos haga reír, y nos haga llorar. Quiero que, al final de la actuación, nos susurremos notas perdidas en nuestra propia partitura, y que nuestros cuerpos formen una única composición, que suene al rítmo de nuestros corazones.
Quiero que seas mi guitarra esta noche.

TRDLVS

jueves, 9 de diciembre de 2010

WikiLeaks Sociedad Anónima.

Han detenido a un camarada de los nuestros. Intentan ocultar los verdaderos motivos de esa detención injusta, intentan ocultar que han apresado a alguien inocente sólo por decir la verdad.
Wikileaks, esos héroes de la información han sufrido un boicot por parte de los gobiernos y las empresas, y no tenemos por qué permitirlo, ya que todos tenemos derecho a la verdad, a SU verdad.
Los gobiernos y grandes empresas nos manejan a su antojo. Sómos marionetas a su merced, y hacemos cualquier cosa que deseen esas altas esferas de poder, hasta que llegaron unos héroes anónimos que enunciaron la verdad. Y ahora ellos nos la quieren quitar, ¡Quieren quitarnos la verdad!¡La verdad que ellos mismos saben y quieren ocultar!
No os pido complicidad, sólo os pido alianza. No os pido salir a la calle, pero sí os pido protesta, cualquier cosa sirve, por insignificante que sea, para salvar a nuestros amigos de Wikileaks. A todos: Hackers, Anarquistas, Anonymous, etc. Todos los activistas a favor de la verdad y de la abolición de la tiranía de nuestros gobiernos, uníos a nosotros, y luchad por la información libre y verídica.

Ayer, un grupo de Hackers anónimos echaron abajo la página de la MasterCard en protesta al sucio e injusto boicot contra WikiLeaks. Y un grupo de camaradas Anónimos salieron a la calle en Londres como protesta real. Sigamos la lucha. Quejémonos. Protestemos, por poco que sea, cualquier cosa sirve para continuar llenando Internet de compañerismo y, sobretodo, verdad.

martes, 7 de diciembre de 2010

La última batalla de Weyard

No existía vestigio alguno de vida en más de 500 kilómetros a la redonda, llovía copiosamente, y el Monte Aleph emanaba humo llameante que se elevaba hacia el cielo. La llanura en la que se alzaba el Monte Aleph estaba completamente carbonizada, y los árboles y animales que antes la habitaban estaba sepultados, algunos vivos, tras casi 2 metros de incandescente ceniza.
A Casi 15 metros de esa capa de muerte gris, se alzaba Álex, y enfrente suyo, como a unos 5 metros, Hans, el jóven héroe de la aldea de Talé, ahora muerta tras una pompeyana sepultura de fuego.
Se observaban fíjamente, y sus miradas chocaban ígneas en la espesura de la lluvia, la cual atizaba sus rostros, y empapaba hasta sus huesos.
- Apártate y déjame lanzar la piedra al volcán. - Dijo Álex con una pasividad pasmosa.
Hans esbozó una leve sonrisilla, y su cuerpo comenzó a brillar. Desde sus pies, se abrían unos anillos de un color azúl clarísimo, casi blanco, que subían hasta su cabeza para desaparecer después, una y otra vez.
- Tendrás que matarme primero, Álex. - Dijo Hans mientras su cuerpo se envolvía en un halo de luz.
De repente, sin mediar palabra, Álex salió disparado, espada en mano hacia Hans. Sus ropajes grises y sus mitones de cuero salpicaron la cara de Hans, el cual esquivó el golpe cortante de Álex. Hans desenvainó su espada, y su cuerpo dejó de brillar.
- ¡Jamás podrás detenerme, soy el elegido del Sol Dorado! - Dijo Álex mientras lanzaba innumerables golpes sobre Hans, el cual los bloqueaba o bien se molestaba en esquivarlos, y a su vez devolvía las estocadas con su espada.
La lucha se alzaba ya a más de 20 metros de la incandescente ceniza, y las gotas de lluvia parecían cercenarse con cada golpe de espada. Hans se apartó, y con gran energía, se avalanzó sobre Álex asestando una puñalada perfecta, la cual esquivó su contrincante con gran agilidad. A Álex se le ilunimaron los ojos, y golpeó en la espalda a Hans con la empuñadura de su espada, el cual cayó. Álex se incorporó, y el cuerpo de Hans comenzó a brillar de nuevo. Sin comerlo ni beberlo, un temblor sacudió Weyard, y un gran pilar de roca maciza emergió de entre las cenizas, salvando al Adepto de Tierra de que las brasas llameantes acabaran con su vida. Hans aterrizó en posición defensiva y dio un salto, el pilar de roca se resquebrajó y se desintegró en mil pedazos. Hans lanzó otro golpe durante el salto con su espada, pero Álex consiguió zafarse de un rápido movimiento. Seguidamente, el Guerrero de Agua colocó rápidamente su mano derecha sobre el pecho de Hans, y una fuerza acuosa brotó de sus entrañas, haciendo que Hans saliera despedido varios metros, reincorporándose rápidamente.
Ambos se miraron, jadeando y exhaustos, mirándose de nuevo espada en mano. Álex no se rendiría sin luchar. Pensaba volver a liberar el Sol Dorado que destruyó Weyard hace más de 30 años, y Hans no íba a ser, ni mucho menos, su impedimento. Al menos eso pensaba él.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Mucho descaro

Ayer estuve en un bar de fiesta, de esos que ves salir humo de la puerta, y cuyos cristales están empañados por dentro. Un bar de esos en los que el suelo está pegajoso, y los baños impracticables. Un bar de esos en donde sirven alcohol a menores sin ningún control ni pudor.

Bueno, el caso es, que si había 50 personas en el bar, 40 eran menores de edad sin contar con los camareros. Todo el mundo estaba bailando a su rollo y había de todo. Una chica tenía pintada una ralla en el ojo que parecía hecha con Edding grueso, es esos rotuladores que pintan un negro tirando a morado. También llevaba un wonderbra de esos que suben las tetas para que parezca que tienes más, y una camiseta muy escotada con forma de flecha hacia abajo. Unos pantalones muy ajustados, que no le cabía ni el DNI, y unos tacones inmensos, que seguro que necesitaría permiso de obra del ayuntamiento para subirse ahí (a parte de una escalera). El caso es que esta chavalita estaba restregándose de espaldas con un chico sudamericano, el cual resoplaba y agarraba la cintura de la muchacha.
Había muchísima gente de lo más variopinta, había chicos con la parte exterior de la ceja izquierda recortada cual paso de cebra. Otros con una cinta en la cabeza como monjes shaolines, pero en versión sudamericana barriobajera.

Bueno, el caso es, que después de 15 minutos de estar allí tragándome el humo de la gente y los "perreos" de otros tantos, observé movimiento cerca de la zona de bebidas: Una chica de 16 años se había subido a la barra del bar a bailar. Bueno, hasta aquí todo perfecto, pero la cuestión es que llevaba un vestido cortísimo, que le llegaba por las nalgas (No exagero)y estaba subida a metro y medio de altura, por lo tanto las vistas podrían rozar lo desagradable. Literalmente y hablando en plata, ya que quiero dejarme de rodeos absurdos y de sermones estúpidos; a esa niña que se subió a la barra a bailar se le vio el culo y el coño TODO el tiempo que esutvo subida ahí, que rozaría la media hora.
Al otro extremo de la barra se subió otra chica, la verdad que de bastante buen ver, pero al menos esta llevaba pantalones. También se remangó la camiseta para mostrar su ombligo con piercing incluído, y comenzó a moverse cual serpiente encima de la barra, enseñándole el culo a todo el mundo, y absolutamente todos los tíos de esa discotea mirándoles.
Lo que me dejó perplejo es que los camereros les daban alcohol gratis (recalco que eran menores de edad), y no quiero ser mal pensado, pero puedo deducir por el criterio que me otorga la experiencia, que querían emborracharlas para que se soltaran más. LLamadme retorcido. Los camareros en vez de pedirle al portero que les sacara del local, permitieron esa desfachatez, e incluso a veces les metían mano. Una vergüenza.
La verdad es que pecaría de hipócrita si dijera que no miré, porque lo cierto es que las vistas eran agradables, excepto por el pequeño detalle de que eran menores de edad, y a una se le veía literalmente toda la chirla. Si eso no es atentar contra la dignidad humana que baje Dios y lo vea, porque a mí me pareció asqueroso. No soy quién para juzgar cómo tiene que bailar una tía, ni la ropa interior que se debe poner, pero coño (nunca mejor dicho), ya que tienes pensado emborracharte, y subirte a una barra de un bar para bailar delante de un montón de pringados salidos, ponte ropa interior si vas a llevar minifalda, porque eso luego acaba en internet.
A la otra chica que estaba bailando: Ole sus narices. Me parece bien. No soy quién para decir lo que tiene que hacer, y si le apetece subirse a una barra a mover el culo y calentar al personal, pues que lo haga, pero que por lo menos se ponga ropa, como las personas civilizadas.

Es curioso, porque ayer por la noche, todos los que me conocían y que me encontré por la calle que habían sido testigos de tamaño descaro, me habían preguntado que si pensaba escribir algo sobre esto, y aquí está.

NOTA FINAL: No pretendo meterme con nadie con este texto. Yo fui el primero que se vició cosa mala mirando a las chavalitas (Más a la que llevaba ropa). Que me parezca asqueroso (La que no llevaba bragas) no quiere decir que no me guste mirarles. Porque es cierto, miré, y mucho, pero esque se supone que si se suben a la barra de un bar a bailar delante de todo el mundo es porque les gusta que les miren.
Y también quiero recalcar que no me parece mal lo que hicieron, que es respetable (*muchas risas*). Sólo es mi opinión, la opinión de que hay que tener un poquito más de vergüenza, para no tener que bajar después al suelo a buscar tu dignidad.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Palabras malsonantes.

- Tampoco es que no te lo quiera contar, sólo es que mi vida no ha sido como para recibir elogios, ni mucho menos.
Recuerdo el día en el que mi madre, con los ojos morados y algún que otro rasguño en la cara me dijo que mi padre era un borracho y un cerdo, pero qué cojones, yo era un enano, y apenas me enteraba de nada. Veía a mi padre golpear a mi madre una y otra vez con el puño cerrado en la cara mientras ella lloraba, y aunque parezca mentira, pensaba que sólo estaban jugando. Jaja, era increíble ver cómo después de recibir semejante paliza, mi madre se levantaba y se metía tres rallas de cocaína ella sola, al son del sonido de la puerta principal que mi padre cerraba con furia, después me cogía llorando y me decía que no me preocupara, que mamá estaba bien. Pero claro, ahora lo entiendo todo.
- ¿No te dan ganas de llorar al recordar todo aquello?
- ¿Y qué ganaría con eso? Llorar sólo es para los que piensan que han hecho algo mal, y yo no tengo nada de qué arrepentirme. Por ejemplo, cuando mi padre me dejaba estar en casa mientras se trajinaba a un par de putas de calle baratas, y yo escuchaba sus gemidos tras la puerta de casa, o cuando, después del polvo se dedicaba a cortarles la cara y a pegarles. ¿Por qué tendría que llorar por eso? Si mi padre era un auténtico cabrón no es mi culpa, no tengo por qué derramar una sola lágrima por él.
- Pero es tu padre, ¿No sientes lástima de que hayan tenido que ser así las cosas?
- Naturalmente que siento lástima, pero al fin y al cabo no es algo que haya buscado yo, a cada uno le toca lo que le toca. Si tuviera que ponerme a llorar por todas las injusticias, por todos los malos padres y malas madres, por todos los desgraciados que matan a otros y todas esas paparruchas que salen por la televisión a la hora de comer, no me quedarían lágrimas para derramar ¿No crees? La vida es una mierda para algunos y un paraíso idílico para unos pocos, y a mí me ha tocado que sea la mayor y más asquerosa mierda que se pueda oler, bien, ¿Y qué?
- ¿Cómo que... y qué?
- Sí, ¿Y qué? A mí me dan ganas de vivir sólo por curiosidad, ya que no sé qué pasará mañana. ¿Y si resulta que mañana encuentro mi sitio, y una familia que me quiera? ¿Y si mañana encontrara el amor de mi vida, o un trabajo digno, en vez de tener que estar limpiando la mierda de los demás? Quién sabe.
- ¿Cómo es posible que demuestres tanta sangre fría al contar ese pasado tan traumático?
- ¿Sangre fría? Vamos, sólo te he contado una ínfima parte de lo que fue mi infancia. Joder, cuando me fui a vivir con mi madre con 9 años tenía que ver como cada día se traía a una persona diferente a casa, le sobaba las tetas durante media hora, entraban en su cuarto, se escuchaban golpes y gemidos, y después de cinco minutos salía un tío con los pantalones medio bajados, y con la mirada perdida, cogía la puerta, y se largaba de un portazo, después de eso, mi madre salía medio desnuda de la habitación, sudando como una puerca, me cogía en brazos y me acostaba. Además, después tenía que escuchar sus putos llantos y los gritos de todas las putas rallas que se metía.
- ...
- No contestes, no importa. Es sólo que hubiera preferido que no fuera así, obviamente, pero cada uno es libre de hacer lo que le venga en gana, y si a mi padre le daba por maltratar mujeres hasta que llegó una que le clavó unas tijeras en la espalda mientras dormía, ¡Ja!,¿No te lo he contado?. Se lió con una yonki que frecuentaba su curre, y pasaron dos meses de relación hasta que la muy puta se hartó, y mientras estaba dormido, se fue hasta la cocina, cogió las tijeras de cortar carne, y se las clavó en la espalda. Obviamente me desperté por sus gritos, y nunca más le volví a ver, así que la última imagen que tengo de mi padre es su cuerpo ensangrentado y a la zorra que se lo cargó al lado, diciéndome que a mí no me haría nada, que sólo era un crío. Después se largó, y nunca más he vuelto a verla.
Bueno, el caso es, que si a mi padre le dio por ahí, es su problema. Y si a mi madre le dio por meterse en el mundo de las drogas con 12 putos años, joder, no es mi culpa, coño. La muy imbécil tenía el tabique nasal tan destrozado que podía moverlo de derecha a izquierda casi 3 centímetros. Y al final la acabó palmando por sobredosis. La tía se metió cuatro picos seguidos, y después se tomó 36 pastillas, no me preguntes de qué, porque no tengo ni la más mínima puta idea.
- ...
- ¿Qué pasa?
- ¿Podrías no usar tantas palabras malsonantes?
- No me jodas.. ¿Lo único que te ha ofendido de todo lo que te he contado son los tacos?
- No es eso, es sólo que...

domingo, 28 de noviembre de 2010

Hay que follarse a las mentes

"- ¿Te gustan más los hombres que las mujeres?
- ¿En general dices? No, eso me da igual, el sexo es lo que menos me importa. Me puede gustar un hombre tanto como una mujer. El placer no está en follar, es igual que con las drogas; A mí no me atrae un buen culo, un par de tetas, o una polla increíblemente gorda... Bueno, no es que no me atraigan, claro que me atraen, me encantan, pero no me seducen. Me seducen las mentes, me seduce la inteligencia, me seduce una cara y un cuerpo cuando veo que detrás hay una mente que los mueve que merece la pena conocer. Conocer, poseer, dominar, admirar. La mente H, yo hago el amor con las mentes. Hay que follarse a las mentes."



Fuente: Película Martín (Hache), Eusebio Poncela.

jueves, 25 de noviembre de 2010

¿La vida? Fémina odiosa

A diferencia de todas las absurdas hipótesis que circulan por ahí, como el típico: La vida es muy simple, nosotros la complicamos. Oh sí, qué inteligentes y qué racionales sois. Seguro que sois de esos que ponéis las primeras palabras con mayúscula, pero luego conjugáis los verbos como os sale de la punta de los pies (haber por a ver, dirías con dijeras o dijeses, y demás etcéteras).
Pues quiero romper una lanza a favor de otra teoría: La vida es muy complicada por naturaleza. A veces ocurren cosas, cosas que obligan a tu moral a bajar en picado, y eso no lo provocamos nosotros, sino la vida.
A veces, el ángel que esperas que te salve se larga a más de 3000 kilómetros de distancia, y nosotros no tenemos la culpa, sino las vicisitudes del destino.
Puede explotarte una bombona de butano en la cara y desgraciarte para toda la vida, y nosotros no tenemos la culpa, sino la vida.
Quiero echarle la culpa de que la vida sea tan complicada a la vida misma, porque la vida es muy dificil, digan lo que digan. Incluso cuando eres feliz, buscas el modo de que esa felicidad nunca cambie, y eso sí que es realmente complicado.

No sé, son muchas reflexiones sin sentido, pero es que últimamente no estoy muy inspirado para escribir apenas, y pido disculpas a la gente que lee este blog, que por pocos que sean, son los que me animan a seguir escribiendo y ofreciendo relatos.
Aunque sé que mis textos han pasado de ser alegres (aunque con infinitas pinceladas misántropas, lo sé), coloridos, con vida, con garra, a tristes, macabros, crueles y realistas, pero es por la época. El amor se marcha, y el sentimiento de impotencia al no poder perseguirle y estar con él es abrumador. Ella es mi vida, y la luz que me guía a través de este mar de letras, y sin ella no puedo escribir nada (o casi nada) decente.
Como ya dije en una ocasión: Ella es mi vida, y si mi vida se va, quiero ir con ella. Con ella hasta el fin del mundo.

"La verdad, esta vichyssoise de verborrea se está volviendo muy verbosa"

PD: Próximamente: Invasión ultrarealista. Sólo en www.ejercitodepalabras.blogspot.com

lunes, 22 de noviembre de 2010

Bonito reencuentro.

El tren llegaría a las 11 y media de la mañana. Ambos estaban muy ilusionados, pues íban a verse por fin después de 3 meses, que parecieron años.
Cloe miraba el campo a través de la ventana del tren. Un campo primaveral, humedecido por el rocío matutino que brillaba en la hierba. Abstraído por sus pensamientos, algo vibró en su bolsillo y le quitó el ensimismamiento: Era su novio, que ya estaba en la estación de tren, al pie de la vía, esperándole.
Una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en su rostro.

Jale aguardaba en la estación con las manos en los bolsillos. Todavía era demasiado pronto, pero no podía esperar; quería estar con ella ya. Su relación era una relación normal y corriente, con todos los altibajos típicos de una pareja de adolescentes. Cierto es que tuvieron alguna época tormentosa, donde las mentiras, los engaños, y el ocultamiento de la verdad hicieron verdaderos estragos, y las cosas tardaron mucho en solucionarse.
Pero como siempre decía Jale, las cosas siempre se solucionan, aunque no seas tú el que le ponga solución. Y ahora estaban en la edad de oro de su pareja, tan felices y tan enamorados.

Cloe llevaba encima de sus rodillas su equipaje, todo en su totalidad. Sólo era una mochila roja bastante grande, pero no dejaba de ser una mochila. El motivo por el que no había llevado maleta es porque sólo pasaría allí unos días, y no era necesario tanto armatoste para dicha empresa. En la mochila sólo había ropa limpia, un teléfono móvil, las llaves de su casa y la documentación.
Cloe guardó el móvil de nuevo en el bolsillo pequeño de su mochila, y se puso a pensar.
Pensaba en Jale, y en que ya quedaba menos de 10 minutos para reencontrarse de nuevo, abrazarse, saborearse... Íba a lanzarse sobre él desde el mismo tren, no podía esperar más. Quería lanzarse sobre él, y parar el tiempo para quedarse abrazados, sintiendo calor humano.


Jale observó el tren en la lejanía, y no pudo evitar esbozar una mueca de felicidad, completa felicidad. Por fin íba a pasar unos días con la mujer que amaba. "Aunque sólo sean unos días, serán los mejores días de mi vida", Pensó Jale.
El tren llegó hasta su nivel, y buscó el vagón 7 para ponerse a su nivel. Observó la cara de Cloe a través del cristal, y encuanto la puerta se abrió, se lanzó sobre Jale como un mihura sobre el capote. La mochila cayó al suelo, y Jale intentó cogerla con los brazos. Cloe cayó encima del chico, y todo pasó a cámara lenta.
Cloe, se puso a horcajadas sore Jale, y Jale caía de espaldas, muy despacio.
La cara de ambos era inmutable, Jale poseía una cara de susto terrorífica, y Cloe casi lloraba de la emoción.
Nadie podía detener a la gravedad, y esta actuaba. Jale cayó al suelo, y se golpeó la espalda. Todavía, nadie era consciente de lo que estaba ocurriendo.
La nuca de Jale impactó con gran fuerza sobre el asfalto, fracturándose el cráneo. De repente, todo fue más rápido.
Cloe comenzó a besar la boca inerte de Jale, y la gente les miraba de forma muy extraña (comprensible, por otra parte).
- Vamos Jale, deja de hacer el tonto.
Dijo Cloe sonriendo. Pero Jale no se movía, estaba muerto.
Cloe le sujetó la cabeza, y notó algo pringoso mezclándose con sus dedos. Se miró las manos, y se percató del hilo de sangre que corría calle abajo.
- ¡¡Jale!!
Su voz resonaba en la lejanía, y comenzaba a nublársele la vista.
- ¡¡Jale, por favor!!
Todo se volvió blanco, ya no veía nada. No podía ver nada.
- ¡¡Jale, te amo, no te vayas!!


Desde los pasillos del manicomio, una voz acallada por el dolor atormenta a su propia dueña.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Un punto de vista Alemán (parte 2)

Las lanchas anfibias comenzaban a llegar, y el capitán dio la orden:
- ¡Disparen los morteros, soldados. Vamos a sembrar el más absoluto caos! ¡Seig Hail!
Los proyectiles de mortero comenzaron a silvar el aire, y se empezaban a escuchar los gritos. Las balas salieron con fuerza, como si fuera un tromba de agua, pero sustituyendo las puras y efímeras gotas de agua por los crueles y metálicos proyectiles de nuestras armas.
Desperté, ya era la hora. Agarré fuerte mi arma y comencé a disparar. No disparaba con conciencia, pues no era yo, era la guerra que se había apoderado de mí, y ahora luchaba por sobrevivir.
Las lanchas se acercaron aún más, y el mar se comenzó a teñir carmesí. Los soldados americanos saltaban por la borda de sus lanchas antes de llegar a tierra, y la mayoría, moría atravesado por una bala.
Observé como algunas granadas de mortero caían sobre grupos de unos cuantos hombres, y sus extremidades y vísceras salpicaban la arena de la playa, y se juntaban con el mar, que se volvía aún más rojo.
Miré a mi izquierda, y allí estaba Hans, asustado, sin disparar, mirando la muerte y la destrucción que estábamos creando.
- No.. no puedo disparar.. ¡No puedo!¡Quiero irme a casa!¡Quiero abrazar a mi familia!
Hans salió corriendo, sollozando como un niño al que le acababan de robar un caramelo, gritando como un loco, y sin soltar mi arma, le repliqué rápidamente:
- ¡Hans no!
Sabía lo que pasaba si se retiraba de la batalla.
- ¡¡¡HANS!!! ¡Vuelve!
Observé cómo se alejaba de la zona de combate en la llanura posterior a la playa. Después escuché unos gritos provenientes de la aprte de arriba del búnker, y un disparo. Hans cayó en el acto.
- Eso ocurre si le dáis la espalda al tercer Reich. ¡A por la victoria soldados!
El capitan Zünner lo había dejado bien claro. Me sacudí la cabeza y agarré mi arma. Seguían llegando lanchas, y los pocos que conseguían salir de ellas con vida se refugiaban del fuego alemán en los erizos de playa.
Comencé a disparar de nuevo, matando soldados americanos para repeler el ataque y luchar por mi vida. Las lanchas que continuaban llegando se amontonaban en la playa, y algunas aplastaban los cadáveres que quedaban en la arena. Los médicos americanos intentaban sin éxito salvar alguna vida que otra.
Estaba realmente asustado, el corazón me latía a ritmo de jazz, y unas lagrimas cargadas de culpa escurrían por mis mejillas. Pero prefería ser asesinado por los invasores americanos que por mis propios camaradas, así que lucharía hasta el final.
Una bala pasó tan cerca de mí, que noté su fuego ardiente cargado de odio en la cara. Me oriné encima. Estaba asustado, quería volver a casa con mi familia, y no tener que presenciar nunca más tanta muerte y desolación. Sólo quería sentir calor humano, y dejar a un lado el odio y la ira.
Después de 30 minutos de frenético combate, se unieron a la batalla el escuadrón de tiradores, y cerca de 20 hombres entraron en los búnkeres, armados con Mosin Nagants, y comenzaron a disparar, matando a todos los enemigos que intentaban avanzar por la playa.
Los morteros seguían machacando las fuerzas americanas, y los gritos de dolor se extendían por toda la playa como un virus mortal.
Las balas arañaban la arena, y las vidas se apagaban rápidamente junto con la decencia.
Los morteros seguían destrozándolo todo, tanto la playa, como las vidas de los asaltantes.



Lo último que recuerdo es una gran explosión que me obligó a soltar mi arma. Caí al suelo sin poder moverme, incosciente. Cuando desperté, el sonido de las bombas y morteros, así como de los disparos, había cesado.
Veía todo borroso, y sólo pude observar el cañón de un arma apuntándome entre ceja y ceja, más tarde una voz, y una mano que apartaba el arma de mi cara.

Ellos tendrían conmigo la piedad que yo no tuve con sus compatriotas.

martes, 16 de noviembre de 2010

Un punto de vista Alemán (parte 1)

Las manos me sudaban como a un cerdo. Estaba muy nervioso, pero el olor a playa me relajaba mucho.
La tensión se palpaba en el ambiente, y todos estábamos muy callados, esperando.
La muerte se paseaba por los erizos de playa, y saludaba a los búnkeres. Pronto tendría trabajo, mucho trabajo.
- Omaha Beach, ¡Todos listos, sólo quedan 30 minutos!
Exclamó el capitán Zünner desde lo alto del búnker en el que mi compañía y yo estábamos.
Era un búnker de cemento armado, normal y corriente, justo en el centro de la colina. Tenía tres ametralladoras fijas en los agujeros que habíamos hecho para la ocasión, y un espacio horizontal a la altura de nuestras cabezas donde se apoyarían en menos de media hora más de 20 hombres dispuestos a repeler el ataque americano.
agarraba mi MG42 con fuerza, con mucha fuerza, y no pensaba soltarla. Era mi pequeña parcela de poder, y con esa ametralladora entre mis manos me sentía seguro. Miré a un lado, y observé que el cabo Hans estaba muy asustado. El sudor perlaba su frente, y un charco amarillento y humeante se dibujaba en sus pies: Estaba realmente asustado. Me miró.
- Yo... - La voz le temblaba presa del pánico, y agarraba la empuñadura de su arma muy fuerte. Tanto que el cuero de sus guantes comenzó a agrietarse -Yo no quiero estar aquí.. quiero estar en Berlín con mi madre y mis dos hermanos... yo... yo no quiero...
Miraba a todos los lados, desconcertado, sin saber a donde ir, así que intenté tranquilizarle diciéndole que no se preocupara, que el III Reich prevalecería sobre todas las cosas, y que duraría más de 1000 años, y que podríamos estar con nuestras familias muy temprano, encuanto terminara la invasión.
Me sonrió, pero con una sonrisa muy falsa. Pues yo sabía que estaba realmente acojonado, y era normal. Cuando se alistó al ejército sólo era un pobre recluta que no paraba de tirarse a putas con chancro y beber hasta que el hígado le reventara en mil pedazos. Pero ahora observaba la puta realidad, y esa realidad tan puta, que tan mal nos trata, era estar allí, a los pies de la playa de Omaha, esperando a los soldados americanos que pretendían librar a Francia de la ira del Fürer.
- Soldados, ¡15 minutos! - Dijo el capitan Zünner.
Hans se asustó aún más, y una lágrima comenzó a correr por sus mejillas.
- No vamos a sobrevivir, ¿verdad? - Me preguntó hans.
Le contesté que sí, naturalmente que sí, que haríamos lo posible por exterminar a los invasores. Maldita sea, no sabía qué más decirle. Lo único en lo que pensaba era en disparar, disparar y disparar.
Mi mente se abstraía pensando en el mar, ahora cubierto de erizos de playa. Una playa que estaba a su vez cubierta de búnkeres. A lo largo de casi 8 kilómetros se extendía la furia del imperio alemán, y sus poderosos búnkeres poseían torretas Flak-88, Ametralladoras Mg42, y todo tipo de artilugos explosivos que harían retrodecer al enemigo.
- Todos preparados, se ven tropas en el horizonte. ¡Sólo 5 minutos!
Ya estaban aquí... Agarré mi ametralladora con fuerza, y apunté.

martes, 9 de noviembre de 2010

La rebelión de las máquinas.

- ¿Quién ha creado todo eso, señor?
- ¿Cómo que quién ha creado todo eso?
- Sí, que quién es el responsable de que donde antes estaba Londres, ahora haya un inmenso desierto.
- Nosotros, por supuesto.
- ¿Nosotros, señor?
- ¿Quién te crees que ha creado todas esas máquinas? Cuando Skynet se nos fue de las manos, esos bichos metálicos comenzaron a destruírlo todo. ¿Recuerdas las Torres Gemelas?
- Claro que lo recuerdo, un loco voló las dos torres en el año 2001 estrellándo dos aviones contra ellas. ¿Por qué?
- Jaja, ¿un loco? todo mentira, ingenuo. Fueron las máquinas.
- ¿Las... las máquinas?, pero el terrorista salió en televisión confesando el crimen
- ¿Y piensas que el "terrorista" es un ser humano?
¿Recuerdas la invasión de Inglaterra por los Rusos? Todo completamente falso. No eran tropas rusas las que invadieron Inglaterra, eso fue lo que nos quisieron vender en los medios; Fueron las máquinas.
- ¿Por qué las noticias ocultaron esa información, señor?
- ¿Que por qué? A veces pienso que eres verdaderamente gilipollas. Pero ¿Cómo íban a explicarle a la población que SU proyecto, el proyecto militar en el que habían estado trabajando más de 50 años había fallado? ¿Cómo íban a explicarle al pueblo que sus propias creaciones se habían revelado contra nosotros causando caos y destrucción? No chico, el gobierno de los Estados Unidos quiso evitar problemas, y culpó a la humanidad de sus propias monstruosidades.
- ¿Y por qué esos trozos de metal entraron en mi casa y asesinaron a toda mi familia, y en cambio yo me libré de tener una bala del calibre 0.50 metido en el cráneo?
- Chico...
- ¿Y por qué esas máquinas mutilaron a todo mi batallón a sangre fría y a mí no me hicieron nada? ¿Por qué tuve que contemplar como las vísceras de mis compañeros me saltaban a la cara mientras yo quedaba impune?
Usted no sabe lo que es ver morir a sus propios padres, mientras sus fluídos cerebrales te saltan a los ojos. Usted no sabe lo duro que es tropezarte con las tripas de tus propios padres mientras intentas escapar de sus metálicos e inertes asesinos. ¡No tiene ni idea!
- Connor...¡Connor, vuelva aquí!. ¡¡Connor!!

viernes, 5 de noviembre de 2010

Recuerden, recuerden, el cinco de noviembre

Recuerden, recuerden, el cinco de noviembre: Conspiración, pólvora y traición. No veo la demora, y siempre es la hora de evocarla sin dilación.


Hace 400 años, un caballero intentó librar a su patria de la tiranía de Jacobo I. Un hombre que luchó contra todo un país por defender lo que él creía correcto, y acabó muriendo como un perro ante el escarnio de todos a los que consideraba amigos.
Rememoramos este cinco de noviembre por la valía y entereza de este tipo de gente, que hacen que no decaigamos ante las dificultades del camino, y que consigamos ser uno contra el mundo. Porque todos los anónimos somos uno, y a la vez muchos. Todos juntos podremos vencer.



Un hombre quiso cambiar el mundo. Ahora nuestra comunidad Anónima intenta ser uno para hacer lo mismo: Hacer de este, un mundo mejor.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Macabro y cruel.

No vienes a enseñar, no vienes a aprender, no vienes a ofrecernos nada, ningún conocimiento, sólo la patética e insulsa voz de tu ignorancia.
Vienes a matarnos con el veneno de tus miserables palabras, vieja amargada.

Vivirás con más de diez gatos, y acabarás tus tristes días sola, completamente sola, devorada por tus mascotas, que maullarán con la boca ensangrentada, mientras tu cuerpo, decrépito e inmóvil se descompone lentamente en una eterna agonía.
Jamás te encontrarán, porque nadie te echará en falta; No te aguantan en vida, y tampoco te aguantarán en la muerte. Morirás sola, muy sola, entre hedores insoportables de muerte y danzas macabras de sombras felinas que, con sus ojos amarillos, observarán tu insoportable dolor etéreo una vez muerta. Y tu cuerpo descompuesto jamás, jamás descansará en paz. Y tu putrefacta piel se quemará muy lentamente en las poderosas lenguas de fuego infernales que te devorarán las entrañas hasta desear no haber existido nunca.

Te deseo lo peor. Cordialmente: Daniel Montes

sábado, 30 de octubre de 2010

Mis dos amigos.

Me encantan las noches de fiesta, por eso tengo dos amigos con los que salgo todos los fines de semana.
Dejé a mi otro grupo de amigos por ellos, ya que no comprendían el significado de una acérrima y sincera amistad, y además, mis nuevos amigos saben escucharme mil veces mejor. Me daban calor cuando tenía frío, alegría cuando cundía la tristeza, atisbos de libertad cuando me sentía presa de la desesperación.

Salí con ellos este sábado, y todo iba genial. No eran ni las siete de la tarde y ya estaba con ellos. Me trataban genial, me daban mucha alegría y diversión. Cuando estaba con ellos apenas podía parar de sonreír, sin saber que mis sonrisas no eran sinceras.
A la fiesta se unieron unos cuantos amigos más, completamente diferentes a los que me acompañaban desde el principio, pero me parecían inaguantables. Lo que tal vez no supiera es que en realidad era yo el que les aprecía insoportable a ellos.
- Por favor, déjalos ya, no te merece la pena, vente con nosotros - Decían ellos casi al unísono. Pero me dio igual, había elegido la amistad de mis dos nuevos amigos, y pretendía llevarla hasta el final.

Nos fuimos solos por la zona de fiesta, y pasamos largo rato sentados en un bordillo de la acera, observando pasar a toda la gente que se divertía y que bailaba. La noche y el ambiente estaban realmente animados, y todavía quedaba muchísima penumbra nocturna por delante.

Hasta que, por pura necesidad, llamé a mis amigos, pero no acudieron. Les llamé incansable, pues apenas me había enterado de que se habían ido. Me desesperé como un auténtico loco buscándoles por todas partes, pero no aparecían. "Estamos aquí, ven a por nosotros". Una voz con eco retumbaba en mi cabeza como un taladro, y no sabía de dónde venía.
La cabeza me empezó a dar vueltas, observé que no llevaba zapatos, y volví a llamar a mis amigos.
"No nos dejes, por favor, estamos aquí".
Sentía la horrorosa necesidad de estar con ellos. Quería abrazarles, sentirles cerca, pero no aparecían. Vomité.
"Sólo tienes que buscarnos, estamos aquí". Nadie, no aparecía nadie.

Acabé tumbado en un portal, junto con un par de personas más que vestían harapos y ropa muy sucia. ¿serían ellos mis amigos?. No, no eran ellos, pero decían haberles visto, lo decían riéndose y me pareció muy siniestro. Al menos a mi ya deteriorada capacidad de razonamiento.

¿Dónde están mis dos amigos? Johnny Walker, y Jack Daniel's. ¿Dónde están? ¿Por qué tuve que cambiarlos por los de verdad?
Cuantísimo me arrepiento.

jueves, 21 de octubre de 2010

Torturas nazis. (parte 3)

El palillo comenzó a penetrar en sus encías, haciendo un ruido macabro y agudo. Los soldados sujetaban a la víctima, que comenzaba a revolverse agitando la cabeza con el único resultado de agrabar sus heridas.
Cuando Gerald hubo clavado el palillo, se hechó un paso atrás, y respiró fuerte.
- ¿Hueles eso? - Dijo observando cómo su muñeco de torturas gritaba y ladeaba la cabeza presa del dolor. Unas lágrimas comenzaron a escurrir por sus mejillas - Es la insensatez que se palpa en el aire. Más vale que me digas quién eres, o si no, voy a tener que emplear medidas más serias.
Se quedó mirando al espía, que emitía unos leves y patéticos gemidos desde el fondo de su garganta.
El soldado sólo movía la cabeza de un lado a otro, con el largo palillo ensangrentado clavado en sus encías superiores, justo entre las dos paletas. Un hilo de sangre recorría la comisura derecha de su boca hasta su cuello, donde se perdía en el cuello de la camiseta.
- ¡Dime tu maldito nombre, espía! - gritó gerald, alzando el segundo palillo y clavándolo en la mano de su presa, la cual inetntó levantar el brazo, pero se lo impidieron los soldados que estaban sujetándole.
- Aún me queda otro, y no te gustará saber dónde podría acabar si no te identificas ahora mismo. - La voz del general se había calmado, y ahora despedía un tono desafiante e intimidatorio.
Alzó la mano con el último palillo, pero tuvo que bajarla, pues el espía comenzó a hablar.
En cuanto pronunció su nombre (con una patética pronunciación gracias al pincho que sostenían sus ensangrentadas encías)a Gerald se le heló la sangre.

lunes, 11 de octubre de 2010

Torturas nazis. (parte 2)

-Vas a decirme quién eres y qué hacías aquí - Dijo Gerald con su intimidatorio tono grave - Y me lo vas a decir ahora, si no quieres que tome medidas más drásticas.
La mirada del recluso fue elévándose gradualmente, hasta coincidir con las pupilas negras y penetrantes de Gerald, que se encontraba a escasos centímetros de él.
Acto seguido, sin mediar palabra, le escupió en la cara.
- Antes muerto - Jadeó.
Gerald no se inmutó por el proyectil salivar que había recibido, símplemente cerró los ojos, y con un suspiro se secó la cara con los cuantes negros que cubrían sus manos. Sonrió.
- Muy bien. Si no quieres hacerlo por las buenas, tendremos que hacerlo por las malas. - Dijo moviendo la cabeza a un lado, lo que provocó que el mismo soldado que había sacado la manta con sonidos metálicos, corriera hacia donde estaba ésta, y la desenrollara, ofreciendo una increíble y sádica gama de objetos.
Más a la derecha, junto a una tira de cuero con palillos de madera enfundados, había un sacacorchos metálico, de diseño símple y muy afilado. Era la única herramienta que brillaba de todas.
Después de los palillos había un surtido de 4 martillos, a cual más pequeño. Todos oxidados y con sacaclavos incorporado, el último y más pequeño lo tenía afilado.
Más a la derecha, después de un bisturí y unos alicates, se deslizaba la mano de Gerald hacia los palillos, de los cuales cogió tres.
Desvió después la mirada hacia su víctima, que le miraba sin inmutarse, esperando con toda la tranquilidad que podía sacar de su nerviosismo.
Gerald, esbozó una sonrisa malévola
- Empecemos por tu nombre - Dijo mientras avanzaba hacia a él con los palillos en la mano.
Se quedó unos segundos interminables, delante suyo, mirándole. La victima no se decició a hablar. Había bajado la mirada y ya no respiraba fuerte. Gerald intuyó que intentaba relajarse para no sentir tanto dolor.
- Eres un maldito idiota. Dime tu nombre y puede que mueras de una forma más rápida de la que tenía pensada para los espías como tú.
La situación era idéntica a antes de que el general dijera esas palabras. Nada. Ningún movimiento por parte del recluso. Lindërr suspiró.
- Es una lástima que no quieras hacerlo por las buenas, pero te aseguro que cuando tengas esto en las encías - levantó los palillos y los movía de un lado a otro en un cortísimo espacio - no podrás hablar con la misma claridad, y tal vez no entienda bien lo que quieras decirme cuando hables.
Se quedó callado, mirándole por si reaccionaba, pero nad. Seguía con su insana actitud. Él no pensaba hablar, y Gerald quería que hablase. Mala combinación.

Se incorporó y miró a uno de los soldados, acto seguido movió la cabeza. Los tres obedecieron sus órdenes implícitas en ese gesto, y rodearon al soldado, sujetándole entre dos las manos y los piés. El otro soldado colgó su arma a la espalda y le sujetó la cabeza.
La levantó brúscamente tirándole del pelo, y soltó un leve gemido. Gerald observó la sangre seca que tenía en la zona supralabial, y sus miradas se cruzaron.
- Te lo preguntaré por última vez. ¿Cual es tu nombre? - Dijo el general poniéndose aún más serio.
Sin respuesta. Nada. Sólo hablaban las miradas asesinas que surcaban ese ambiente cargado. El olor a muerte y dolor que se respiraba en esa habitación no parecía ser óbice ni cortapisa para el espía americano, el cual disimulaba su terrible miedo.
No temblaba, no lloraba, no habían escapádose sus necesidades encima, pero estaba terriblemente asustado. No había podido sentir un miedo tan terrible y angustioso en su vida.
- De acuerdo - Dijo Gerald enfadado - Levántale la cabeza y ábrele la boca. Espero que le guste el sabor a sangre.
El espía no se resistió. Mientras con una mano sujetaban su cabeza, con las otras le abrían la boca. Mientras, Lindërr acercaba un largo palillo astillado hacia sus rosadas encías.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Torturas nazis. (parte 1)

Avanzaba con paso firme por ese lóbrego pasillo con las paredes empedradas. El sonido de sus botas entonaba una sinfonía macabra que llegaba a los oídos de la víctima.
Su nombre era Gerald Lindërr, y se disponía a sacarle toda la información que pudiera al prisonero de guerra que sus tropas acababan de capturar. Le habían llevado frente a Gerald porque no era un soldado común; no vestía de militar, pero sí la identificación como agente del gobierno estadounidense. "un espía" pensó Gerald cuando recibió la noticia.
¿Qué hacía ese soldado ahí sin permiso? ¿A las órdenes de quién estaba? Pensaba averiguarlo, costara lo que costara.
Llegó al final del pasillo, y se colocó enfrente de la puerta a la sala de torturas. Una puerta hecha de madera, pero muy dura y resistente. Presentaba algún astillamiento en la parte baja, como si alguien hubiera intentado derribarla a patadas, pero sin éxito. No poseía ninguna rendija, crista, ventana o comunicación con el exterior, ni nada que permitiera ver lo que había tras ella. La puerta se abrió.

Nada más entrar, Gerald observó la habitación; una habitación hecha de piedra, sucia y maloliente, con una mesa astillada a su derecha haciendo esquina. Más adelante un orinal con deposiciones secas y putrefactas, y emanaban un hedor nauseabundo.
A la izquierda hablaban un grupo de tres soldados alemanes, los cuales llevaban máscaras antigas, por lo que era imposible su reconocimiento e identificación, que se formaron juntando los pies y levantando la mano derecha encuanto observaron a Gerald cruzar ese umbral de dolor que separaban los pasillos de logística militar de la cámara de tortura. Y justo en el centro, sentado en una silla, y con una bolsa en la cabeza, la cual se movía rápidamente debido a la respiración, estaba la víctima. Ese pobre desgraciado que las tropas alemanas habían capturado en sus propias tierras.
Gerald hizo un gesto con la cabeza, y un soldado acudió raudo a quitarle la bolsa de la testa a la víctima, la cual alzó la mirada lentamente, y observó de arriba a abajo la apariencia de el general Lindër.

Llevaba puesta una gorra en la cabeza, de apariencia dura y rígida, con una visera negra que no conseguía ocultar sus ojos azulísimos, y una calavera aterradoramente sonriente en el centro del frontal de la gorra, la cual ocultaba también su pelo dorado y corto, ya que sólo se le podían observar las patillas a medio cortar presentando sus orejas medianas, proporcionales a la cara.
Su nariz perfilada y redonda quedaba en armonía con sus poco abultadas mejillas, a diferencia de sus pómulos, que sobresalían marcando sus facciones.
De mentón grande y firme, con un hoyuelo en el centro de la barbilla, y con unas mandíbulas muy marcadas, lo cual le convertían en un hombre atractivo. Rozaría los 35 años.
Su uniforme militar, negro y gris, como el de los soldados que permanecían de pie en la sala, lucía más de 5 medallas al valor, dos "s" en la solapa derecha, y una esvástica en la solapa izquierda.
Los pantalones se sujetaban gracias a un cinturón con la misma calavera que la de la gorra, y su pose terrorífica, con los dedos pulgares apoyados en éste, hacía que los otros dedos de la mano cubierta por unos guantes de cuero negro se deslizaran hacia sus piernas, las cuales permanecían abiertas, ofreciendo una imagen terrorífica, respetuosa, e incluso magnificiente.

La víctima, un hombre vestido todo de negro, con el pelo canoso y con apariencia frágil, tendría unos 30 años, y los ojos se le comenzaron a llenar de lágrimas mientras temblaban al ver la siniestra figura del general.

Gerald masculló algo en alemán, y uno de los soldados se acercó a la mesa, rebuscó algo en los cajones inferiores, y sacó de uno de ellos una manta con lo que parecían ser objetos metálicos en su interior, ya que se escuchó un leve tintineo en la recogida del material. Lo dejó en la mesa, y se apartó para juntarse con sus compañeros.

Gerald miró a los ojos a su víctima, y con un acento germánico, y una voz grave y terrorífica dijo:
- Vamos a empezar. ¿Te parece?.
Sonrió, y se acercó a la mesa rompiendo su pose sobrecogedora.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Sin título

Hoy una persona me ha dicho que se ha enganchado a mi blog. Lo cierto es que me ha hecho mucha ilusión. A todos nos gusta que nos digan que nuestro trabajo sirve de algo y que agrada a la gente.


No tengo nada más que decir por el momento.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Banderas y fronteras.

En México hay cantantes internacionales que exclaman "¡Viva méxico cabrones!" y de momento nadie les coarta. Los Iron Maiden suben al escenario con un esqueleto vestido de soldado en una harley davidson con una inmensa bandera de Inglaterra, y nadie les dice nada.
En colombia, las banderas se colocan incluso como pintura para las fachadas de las casas, y tampoco pasa nada.
En Estados Unidos hay un día de la independencia, odian a los canadienses y a los sudamericanos, igual que a los comunistas y japoneses, y de momento tampoco parece que nadie se haya quejado.

En cambio, aquí en este país, no puedes decir viva España sin que te traten como un nazi franquista con banderas falangistas con un cristo colgado en la cocina y con apoyo directo al PP.

Viva España. Viva España libre de fachas.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Triste realidad.

Son las fiestas de una bella ciudad. Capital de provincia y gran exportadora mundial de los mejores vinos. Celebramos las fiestas conmemorando a un santo, y qué mejor manera de hacerlo... que con el alcohol.
Paseas por el parque sobre las 12 de la nohe, y ves sudamericanos peleándose. Grupos de gente animando la pelea, y no parece importarle una mierda a la policía. Observas charcos de vómito allá por donde pasas, y muchedumbres de niñas de 14 a 17 años tiradas en el suelo, con dos cartones de vino por zapatos, tumbadas sobre un charco de orina y JB.
Las calles se vuelven peligrosas, y miles de personas pierden su dignidad, perdición etílica.
Muchos piensan que controlan, otros caen en alcoholismo, o mueren gracias al coma, cuando sólo buscaban un punto.
Pretendes pasarlo bien, pero sólo puedes observar suciedad y tristeza allá por donde pasas, y no puedes hacer nada por evitarlo.
Tu ciudad, tu hermosa ciudad convertida en un agujero infecto lleno de bichos, en un sucio estercolero repleto de inmundicia que te hace pensar en qué se convierten las fiestas.
Ves pasar a gente, observas a esa zorra que tantísimo daño te hizo restregándose y comiéndole la boca a un cualquiera. Otras personas también te saludan y piensas que podrá llevar tu sangre, pero que no es tu prima, maldita sea.
Ves a tus amigos tirados en el suelo, con los ojos entreabiertos apollados en un bordillo pegajoso. ¿Esta es la imagen que quiero de mis amigos? La fiesta continúa, a pesar de todo, y vamos a bailar.
Observas gente metiéndose polvos por la nariz, triste. Observas niñas restregándose con fiesteros chuloputas de poca monta. "Soy muy decente, hasta que ese chico en las Carpas me restregó la polla por el culo y me sobó las tetas, ahora sólo soy decente".
Observas amigas tuyas que se llevan de la mano a chicos que no conoces. Se descontrolan con la excusa de que es su vida, hasta que pasa algo que no tiene que pasar.
Paseas por las calles Logroñesas preguntándote si es eso realmente lo que quieres para tus fiestas de San Mateo. Tu ciudad convertida en el mayor vertedero de España, y la gente cree ser feliz, pero sólo es la cara oculta de la luna, la luna que ya no quiere alumbrar la capital Riojana por pura vergüenza. Triste vergüenza, triste realidad.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Por mi Hermano.

Bueno, como en todas las relaciones fraternales medianamente normales, el hermano pequeño es siempre el que putea y el hermano mayor el que atiza después de la putada en cuestión. Pero aunque nos peleemos, aunque no compartamos ni la más mínima idea sobre, básicamente, nada, nos queremos. Nos queremos demasiado como para enfadarnos de verdad el uno con el otro.
Un texto que me leyó un colega del cual hace ya demasiado tiempo que no tengo noticias, decía que los hermanos y los amigos se pueden diferenciar como los cubatas y el tabaco, por poner un ejemplo actual. Supongamos que los cubatas son los amigos, y el tabaco la familia. Partiendo de esa base, si no rellenas el vaso del cubata, llega un momento en el que sólo te quedan los hielos, algo frío y muy simple, y después de un tiempo incluso, desaparecen. Pero con la familia no ocurre así, porque por mucho que pretendas fumar y pisotear ese cigarrillo, siempre quedará el filtro que te une a ellos. Un filtro aunque sea.

Somos iguales, nuestro ADN es prácticamente idéntico. Tenemos la misma sangre, carne para carne. Hemos salidos los dos del mismo útero, y los dos hemos compartido de pequeños las mismas cosas. Por eso es este texto, para demostrarle al mundo el profundísimo amor que siento por mi Hermano (con mayúscula), el que siempre me ha defendido de los abusones. Mi hermano, ese que se enfada conmigo cuando le llevo la contraria y en el fondo nos descojonamos por dentro, porque pensamos que los dos tenemos razón. Para el que jamás podrá hacerme cambiar de opinión con los Toros ni con el reggaeton. Para decirle a todos que quiero a mi Hermano como mi vida, del cual he heredado carpetas y libros. Que quiero a mi Hermano hasta el día en el que tenga que estar sujetando su mano en la cama junto con mis sobrinos para que la última persona que pueda tocar sea a alguien que comparte con él su sangre, su carne, su madre y padre, su vida.

Felices 24 Hermano. Pásalo genial en tu día.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Me contaron una vez...

Una profesora me contó una vez una experiencia, una breve y pequeña anécdota que le ocurrió en la facultad.

En el último examen de la última asignatura que necesitaba para aprobar, le cayó un 4'9. Ella, ofuscada, fue a ver al profesor que le había puesto esa nota, y le pidió que le aprobara, que no merecía perder todo un curso por sólo una décima, ya que de 4'9 a 5, únicamente hay una décima de diferencia.
El profesor, taxativo e impasible, dijo que un 4'9 era un suspenso, y un 5 un aprobado, y si ella no cumplía los requisitos necesarios para obtener dicha nota, no merecía aprobar.
Todo por la sencilla razón (decía el profesor) de que si sólo hay una décima de diferencia entre el 4'9 y el 5, y apruebas, te aprobaría con un 4'9. Y entonces vendría el del 4'8, y me diría que por qué a la del 4'9 le apruebé, y a él, que sacó un 4'8 y que sólo hay una diferencia de una décima hasta la nota que anteriormente había aprobado, le había suspendido, y entonces tendría que aprobarle también on un 4'8.
Pero después vendría el del 4'7, y exigiría un aprobado, ya que anteriormente había aprobado a otro alumno con un 4'8, y sólamente hay una décima de diferencia.

La razón de todo esto es disciplina. Siente la rabia que sentí yo al ver que no lo dabas todo por aprobar, al ver que no exprimías al máximo todo tu potencial. Porque para un alumno es tan doloroso suspender por una décima, como es para un buen profesor tener que suspender a uno de sus alumnos.

Nos veremos en Septiembre

martes, 14 de septiembre de 2010

Lo hice

Conseguí lo que quería.


Han subido como la espuma.



Entráis a todos los trapos.


La gente es... indescifrable... Símplemente asombrosa, lástima que se malogren de esa manera.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Duras decisiones. (parte 2)

- Jonsey - Dijo Jeff con un tono comprensivo - Tienes que hacerlo; es la misión.
Jonsey seguía con la mirada fija en el cuerpo del pequeño, y el dedo fuera del gatillo.
- No puedo hacerlo Jeff..
Su voz sonaba temblorosa, pero no por el frío que penetraba en su cuerpo en esas heladas montañas, sino por el nerviosismo que originaba ese dilema moral al que se enfrentaba.
"estamos en guerra, es una maldita guerra. Los guerreros como yo, matamos gente, siempre ha sido así". Intentaba autonvencerse de que debía disparar. "Muchos dirigentes de estado matan miles de personas todos los días, y entre ellos niños, mujeres, y ancianos, y ¿acaso duermen preocupados? no, duermen magníficamente en sus lujosas camas con sábanas de seda tejida con la sangre de los inocentes, así que ¿por qué no vas a acabar con la vida de ese maldito crío?".
Pero por mucho que lo intentara no podía dejar de pensar en que ese chaval con abrigo negro hasta los tobillos, de pelo rubísimo en forma de casco resbalando por su frente tapando una mirada azul muy oscura, no llegaría ni a los 10 años.
- Jon... dispara - Dijo Jeff transmitiéndole directamente todo lo que le decían por la radio.
Jonsey puso el dedo en el gatillo. "estamos en guerra, estamos en guerra".
- Dispara Jon.
- No puedo...- Dijo Jonsey Jadeando.
- Claro que puedes Jon, es la misión. Es una guerra, y en las guerras muere gente. Debes decidir, o la vida de ese mocoso o la de la mitad de nuestros compatriotas.
- No puedo disparar...
La tensión se podía cortar con un cuchillo. la cruceta de la mirilla de su arma apuntaba al corazón del chico, que estaba sentado en uno de los bancos de la plaza central de aquella aldea en mitad de las montañas. A su derecha y a su izquierda le acompañaban dos soldados escoltándole hasta que llegara su padre.
- Dispara, ¡ahora!
- ¡No puedo, maldita sea, no puedo cargarme a un niño!
- ¡Dispara!
- ¡Joder, no puedo!
Las lágrimas empañaban las gafas tácticas de Jonsey. No podía pensar, no podía aclararse. Un barrullo de pensamientos se arremolinaba en su cerebro, impidiéndole actuar
- ¡Maldita sea, Jonsey, métele una bala en el pecho a ese puto niño! ¡Cárgate al hijo del cabronazo que nos matará a nosotros y a toda nuestra jodida familia si no disparas!
- ¡No!
- ¡¡¡Mátale!!!
La voz del Spotter retumbó en las montañas nevadas. Jonsey soltó un grito, y todo se paralizó. Sin pensarlo, y víctima del nerviosismo, apretó el gatillo.
La bala atravesó cientos de copos de nieve. Se podía observar toda la trayectoria de la bala surcando la nieve. El proyectil llegó a su destino, y atravesó el pecho del joven. Todos los soldados se levantaron y empuñaron su armas, apuntando a todos lados, pero sin saber a dónde apuntaban. El cadáver del niño estaba tirado en el suelo, y en la pared y el respaldo del banco donde estaba sentado se observaba una inmensa mancha roja, y en el centro un agujero de un centímetro y medio de diámetro.
Jonsey abrió los ojos, se levantó rápidamente seguido por su Spotter. Ya no pensaban, y se marchaban al punto de extracción.
- Has hecho lo que debías.
Dijo Jeff tratando de animar a su amigo. Y los dos se alejaron con el trabajo hecho.
Puede que evitaran la muerte de unos cuantos, puede que cumplieran la misión, pero estaban vacíos. Vacíos por dentro.

Misión cumplida.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Duras decisiones. (parte 1)

2023 - Algún lugar de Noruega.




Las relaciones entre Rusia y Noruega se han enfríado demasiado.
El grupo Ultranacionalista Ruso y los simpatizantes con el alntiguo régimen comunista han liberado una guerra civil sangrienta y macabra que se extiende por toda Rusia.
Noruega, Finlandia, Suecia, Francia e Italia participan en ese conflicto. Los amerianos aprovechan para realizar invasiones en los países bajos e intentar reafirmar su relación con Rusia.
Y un Francotirador y su Spotter aguardan en la cresta de una duna de nieve en algún lugar de Noruega.
- ¿Novedades? - Dijo Jonsey por su radio, con el rifle apoyado en las pocas rocas que sobresalían de la cresta de nieve en ese paráje desértico. Sólo se observaban montañas y más montañas cubiertas de una nieve espesa y dura.
El Francotirador, de la 25th Division llevaba un traje blanco mimetizado, con motas negras y grises formando figuras geométricas cuadradas superpuestas, con unas botas blancas con control térmico.
Su cara estaba oculta por unas gafas tácticas y un casco con visión infrarroja, térmica, y con 3 aumentos, de color blanco con raíles grises. La máscara con forma de calavera que le cubría la parte de abajo de la cara ocultaba el micrófono por el que se comunicaba con su Spotter, a sólo 50 centímetros de él.
- Intento divisar al objetivo- Dijo Jeff mirando por sus prismáticos al lugar objetivo: Un pueblo recóndito en algún lugar de Noruega.
- ¿Quién es el objetivo? - Dijo Jonsey sin apartar la vista de la retícula de la mira de su arma.
- Creo - Jeff vaciló - Creo que es el hijo del general Svkraussen, de la 9th división de Infantería de los Rangers del ejército Noruego.
- Vaya... Parece que pagamos por los pecados de nuestros padres, ¿eh?
- Mucho me temo.
- ¿Qué ganaremos con eso?
- Interrumpir los envios de armas y munición que esperan los noruegos. El General Svkraussen paralizará a todo su ejército si hace falta por su hijo, y entonces aprovecharán los paracaidistas para intervenir y tomar esta zona.
- Comprendo.
Se quedó todo en silencio y sólo se escuchaba el rumor del viento, con esos minúsculos copos de nieve chocando contra ellos y enfriando cada vez más su cuerpo.
De repente Jeff reaccionó, y se le heló la sangre:
- Objetivo divisado, coordenadas: Delta, 34, Xray, 745, Foxtrot, Y griega, 234, mil quinientos metros al noroeste de nuestra posición.
Jonsey se incorporó y se acercó más a la mirilla. Oteó la posición de las coordenadas que había reibido, y preguntó la descripción del objetivo. Al esuharla abrió mucho los ojos, y el corazón se la paralizó.
- Diles que confirmen la órden...- Pidió Jonsey con el dedo fuera del gatillo, y muy nervioso.
Jeff desvió la mirada de sus prismáticos y fijó sus irises negruzcos en la cara de Jonsey.
- ¿Cómo dices, Jon? - Preguntó incrédulo.
- He dicho que confirmes la orden, Jeff. - Dijo tan alto que su Spotter no necesitó la radio para escucharle incluso con todo ese viento que azotaba las montañas noruegas. - No puedo matar a un niño...

martes, 31 de agosto de 2010

Oda a los héroes.

Ellos. Ellos que pasan meses e incluso años sin saber si podrán volver a abrazar a su familia. Ellos son los que luchan por un mundo mejor, y sueñan con reestablecer la paz.
Ellos son los que pasan largo tiempo lejos de sus casas, con un nudo en la garganta pensando que cualquier día, cualquier hora, ualquier minuto, o cualquier segundo puede ser el último. Pensando que el aire que respiran está cargado de muerte y desolación.
Son los héroes que defienden lo que es justo, y los que arriesgan su vida por salvar la de otros. Son aquellos que viven por los demás, e incluso mueren por los demás. Son la causa de que podamos dormir tranquilos por la noche, y caminar seguros por el día. Son aquellos que arriesgan su vida para defender al más débil y procurar un mundo de paz. Luchan por que llegue el onírico día en que no tengan que volver a empuñar un arma. Luchan por nosotros, más que por ellos mismos. Luchan por la tierra.


Enciende una vela por cada soldado caído en combate. No son ellos, porque ellos somos todos, y allá donde esté el alma de un valiente que se atrevió a desafiar a la muerte para hacer de este un mundo mejor, estaremos todos nosotros.

Gracias, héroes. Gracias por dar vuestra vida por los demás.

lunes, 30 de agosto de 2010

¿¡por qué te vas!?

Una despedida no tiene por qué ser la última. Intento mentalizarme de que vamos a seguir en contacto, de que hablaremos todos los días y de que podremos mantener esta relación, pero aún me sigo preguntando.. ¿Por qué te vas?

La gente da asco, la gente es necia y bruta. Son todos, en los tiempos que corren, unos inútiles sin ninguna aspiración en la vida, todos como ovejitas del mismo rebaño, todos siguiendo las modas, perdiéndose entre los infinitos caminos de la malogración humana. Pero hay alguien que merece la pena. Alguien que puede demostrar, aunque ella no lo sepa, que todavía hay gente que merece la pena, que todavía hay gente buena y que haga reflexionar sobre si merece la pena tragarse toda esta vida o no. Siempre sueñas con morir y ser un ángel. Poder cobrar vida después de la muerte, y ser un ser divino, especial, magnificiente, increíble, con un cuerpo alado perfecto que evoca misericordia. Pero ¿Y cuando te ponen a ese ser en vida, delante de tus narices, y después le obligan a irse a un sitio que no quiere, lejos de tu casa, lejos de tí, y no sabes si volverás a verla?

Maldita sea

sábado, 28 de agosto de 2010

Aquí

Auí todo es efímero, aquí no existen los lazos de sangre, ni de raza, ni de credo. Todo lo arrasamos, y no existe ni la piedad, ni la bondad.
No vas a encontrarte con alguien que te perdone la vida, y los que están por encima de mí no dudarán en asesinarnos si damos un paso atras. Aquí, muerte silva por nuestras cabezas, y resplandores bermejos tiñendo carmesí el paisaje.
Las grandes esferas de poder se rien, pues nuestro sufrimiento les parece divertido, y se forran los bolsillos con billetes mientras nosotros lloramos la pérdida de nuestros amigos.
Con una pistola en la espalda y una herramienta macabra en las manos sembramos semillas de destrucción allá por donde pasan nuestros pies. No importa si conoces a tu adversario, sólo importa sobrevivir. No luchan como hombres, sino como bestias, intentando guardar su dignidad, pero perdiéndola, aún sí, al formar parte de ese infierno, el infierno en la tierra.
Nada está prohibido, matas a quién quieres, cuando quieres, y como quieres. Y las horribles voces de ultratumba taladran tus oidos, llevándote cada vez más a la decadencia. Un lugar en el infierno, pero pensando que has comprado el cielo.
No has de disparar ni a los médicos, ni a las embaazadas, ni a los ancianos. Si alguien se rinde y entrega su arma debes aceptar su rendición. No debes torturar ni saquear a los detenidos. Pero todo eso te da igual.
Aquí en la guerra, todo vale, todo pasa, y todo muere.

martes, 24 de agosto de 2010

1939

Ellos no tienen la culpa. No es cuestión de militares, sino de políticos.
Sus cargadores se rellenan de cilindros repletos de muerte, y sus dedos adquieren el valor para apretar el gatillo.
Mujeres embarazadas, padres de familia, niños, y ancianos tiñen de escarlata los valles polacos. Talvisota también es premiada con ese macabro galardón carmesí y sume a su pueblo en la más absoluta miseria.
Nadie detiene al loco, todos saludan a su lider y alzan sus brazos en señal de fidelidad y patriotismo. Y ya ha comenzado.
Un poderoso ejército de más de cuarenta y dos mil hombres avanza hacia Wizna. Sus poderosos elefantes metálicos exiben su portentoso armamento, e intimidan hasta el último batusi de la Tierra.
"Ningún Nazi pisará esta tierra mientras siga protegida por manos polacas" arenga el capitán a sus soldados, y luchan con valor.
Sus armas cargadas atraviesan la carne atacante, patriotismo. Ganar o perder, matar o morir. Honor y valor, muerte y gloria.
Espíritu de Espartanos, no decaerán jamás. "No les dejéis pasar. Morid con valor. Morid por vuestra madre patria" exclama el capitán. Valerosos soldados, meritoria elegía que ofrecen descendientes directos de los pocos que se enfrentaron a muchos. Sólo setecientos soldados repelen el ataque alemán de más de cuarenta mil invasores. Son la élite. Nunca se rinden, nunca retroceden. luchad por vuestra tierra, por vuestros valles, ríos, montes, casa, madre, hermanas, padres e hijos. Luchad por vosotros. Luchad por polonia. Luchad por volver a restablecer la paz.
Dios salve al soldado caído.

lunes, 19 de julio de 2010

Ultraviolencia (tributo a clockwork orange) (parte 2)

El corazón me latía a 100 por hora. La humedad y el frío que había en el ambiente me calaba hasta los huesos, pero mis ansias de violencia seguían imperantes en mí.
Todavía notaba el sabor de la leche en la boca, y en mis oídos sólo resobana una y otra vez la 5º sinfonía de Ludwig Van. Salimos del bar, y estuvimos andando largo rato, hasta que delante de nosotros sólo quedaban un par de bloques de pisos en bastante mal estado al fondo de una plaza que daba comienzo desde donde descansaban nuestros pies, y un par de indigentes durmiendo en un banco.
- Mira, Alex, parece que Bogo nos mira bien hoy, carne fresca- Dijo Pete señalando con el dedo a los dos vagabundos.
Solté una sonrisilla malévola e inspeccioné mis alrededores. A la derecha un muro enladrillado con una hilera de fuentes en la pate baja a un metro y medio de distancia despecto al suelo, todas oxidadas. En frente dos bloques de pisos con una calle en medio que los separaba, con un suelo curvado formado por piedras, lo cual le daba un aspecto bastante antiguo. Y a la izquierda otro muro carmesí con 4 bancos de madera a lo largo, algunos un poco astillados, pintados de un color verde intenso que contrastaba con el rojo apagado de los ladrillos que formaban el muro. En dos de esos bancos, se resguardaban del frío de la noche entre cartones y periódicos dos personas de mediana edad, vestidos con harapos y con gorro de lana sobre la cabeza. Ambos tenían mitones en las manos, ya bastante deteriorados por el tiempo y como cómplice la mendicidad.

Nos miramos todos a los ojos, y sonreímos. De repente, como si de una marabunta se tratara, salimos corriendo hacia ellos, gritando y haciéndo espavientos, queríamos que estuvieran despiertos a la hora de atacar. Por fin me sentía vivo de nuevo. Notaba como la violencia extrema recorría mi cuerpo, me sentía desfogado, capaz de todo. En ese instante era el dueño del mundo. Al menos de mí mundo.

Pete y Lerdo avanzaron hasta el segundo banco, y se ensañaron con el pobre que dormía plácidamente en él. No les presté atención, pues George y yo íbamos a ocuparnos de la primera víctima. Se escuchaban los golpes y gritos del mendigo provocados por Pete y Lerdo, y atento a esa macabra melodía, coloqué mi bastón en el cuello de mi víctima, que me miraba con ojos de cordero degollado. George se había subido al respaldo del banco de un salto, y miraba al pobre sonriente.
- ¿Qué....qué queréis de mí? - dijo el mendigo.
Puse una mueca, y después sonreí.
- Nada, ¿Qué íbamos a querer? - dije con un notable tono sarcástico - Únicamente quería pasear junto a mis drugos en esta noche tan preciosa y jugar con el vaho que despiden nuestros fétidos y lechosos alientos. -
El vagbundo giró la cabeza, y observó a mis hombres golpeando el rostro y el cuerpo del pobre hombre, que ya no se movía, tendido en el suelo. En el respando del banco había una abolladura, y en el asiento una salpicadura de sangre, supongo que a causa de los batazos de Pete.
El Lerdo le golpeaba la cara con la cadena como paupérrimamente le permitía su cortísima inteligencia, y pete se ensañaba con el cuerpo. Se estaba cansando, ya que a cada golpe, bien en las costillas, o bien en el estómago, despedía un leve gemido que denotaba que ponía demasiado esfuerzo en cada golpe. El pobre no se movía ni un milímetro por sí mismo, y todos sus movimientos estaban programados ségún el bate de Pete vailaba sobre su cuerpo y rompía poco a poco todos sus huesos.
- ¿¿¡Qué le hacéis a Norman!?? ¡Dejadle en paz! - Dijo intentando, vanamente, levantarse del banco e ir en rescate de su compañero de calle.
Inmediatamente le paré los pies. Le coloqué el bastón en la cara y ejecuté un pequeño golpe sobre su pómulo izquierdo.
- ¿Dónde te crees que vas? ¿Acaso quieres ser tú el siguiente? Sólo cállate y observa.
Le hice una señal a Pete para que se uniera a los otros drugos, y saltó del banco con el bate en la mano mientras soltaba un grito de júbilo. Instantáneamente se unió a la fiesta. Lerdo se sentó en el banco mientras exibía su risa de bobalicón y se sacaba del bolsillo una petaca. Bebió largos tragos mientras observaba la macabra escena.
Los bates de George y Pete hacían retumbar el suelo en contacto con el endeble cuerpo del moribundo mendigo que, como un muñeco de trapo, se retorcía de dolor tumbado en el suelo. Los bates se empezaban a astillar, y su ropa se llenó de sangre, pero él seguía vivo. El otro mendigo retenido por mí comenzó a llorar.
- Dejadle ya... Norman aún respira... ¡todavía vive! - Decía entre sollozos y lamentos. - ¡No! ¡Norman! - Intentó levantarse, pero mi respuesta fue muchísimo más rápida. Desenvainé mi puñal camuflado en el bastón, agarré con fuerza la empuñadura fálica que vestía, elegante, el final de la daga, y se lo puse en el cuello a mi nuevo amigo. - ¿Ibas a algún sitio? Será mejor que no me des más dolor de quijotera, muchacho, o te las verás con mi amigo de acero. - Dije amenazante.
Los bates rompían cada centímetro óseo de Norman, que ya veía lejana la vida. Sus costillas estaban completamente destrozadas, su columna partida, sus brazos separados del cuerpo, sus piernas hechas astillas. Pero Pete y George seguían golpeando su cuerpo, su cuerpo lleno de sangre que empapaba sus ropajes, y teñía el suelo. Solté un silbido.
- ¡Ya está bien, muchachos, continuemos la fiesta en otro sitio! -
Todos gritaron al unísono, y saltando y pegando alaridos por doquier, me siguieron calle abajo para buscar nuevas víctimas. Y yo me sentía feliz.

jueves, 15 de julio de 2010

Ultraviolencia (tributo a clockwork orange) (parte 1)

Y ahí estaba yo. Es decir: Alex.

Mis drugos y yo disfrutábamos de un vaso de moloco en un bar cercano a mi domicilio. Tanto George, Pete, y el Lerdo, como yo, estábamos listos para otra sesión de ultraviolencia.

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Corrían las dos de la mañana, y todavía no habíamos podido encontrar víctimas solitarias y aburridas para poder ofrecerles la diversión que nuestras propias manos rezumaban, por lo que decidimos entrar al bar a tomar un poco de leche.
Lo cierto es que esa noche me dolía un poco la quijotera, y no estaba para muchos trotes, pero necesitaba desquitarme ¿de qué? no lo sé, pero deseaba utilizar esos deseos tan violentos contra alguien. Mirando a Pete, me ajuste el sombrero.
Todos vestíamos con un ule blanco hueso, una coquillera, y un bombín negro sobre la cabeza. Nos sentíamos cómodos así, y eso nos confirmaba como drugos. Y sobretodo protegidos, bien por la larga y gruesa cadena del Lerdo, ni por los bates de Pete y George, sino por nosotros mismos. Nosotros eramos nuestra propia garantía de seguridad.

Terminamos nuestro moloco sobre las dos y media de la noche. Ya era la hora de salir de nuevo de caza...


NOTA: Este relato está basado dos años antes de que comenzara la archiconocida historia que narra Anthony Burguess en Clockwork Orange.

jueves, 8 de julio de 2010

Ahora ya sé

Ahora sé que él la tiene más grande.
Ahora sé que iba borracha. Lo cual no es excusa. Imaginemos que te para la policía en la autopista y te dicen: Oye, que llevas un cadáver de una niña de 7 años en el maletero, dos kilos de cocaína en el asiento de atrás e ibas a 250 KM por hora. Y tu como defensa dices: Esque voy borracho. ¿Qué van a decirte? "ah, perdone, circule, circule". Pues no, no es excusa.
Ahora ya sé que, según ella (palabras textuales), lo que dicen de los negros es verdad.
Ahora ya sé que cuando desperdicias tu primera vez, tienes que correr a hablar con tu amigo y decirle: hola, estoy desvirgada!
Ahora ya sé que está feo tirarte a un negro superdotado cuando alguien ha dejado a su novia por tí.
Ahora ya sé que soy imbécil por creerme cosas como "no se la chupé, te lo juro, tienes que creerme" y que me haya tenido que enterar por otras personas hasta que al final la propia persona confesara.
Ahora ya sé que hay gente capaz de perder toda su dignidad y su personalidad por un par de tragos.
Ahora ya sé que hay gente capaz de irse con un desconocido a su casa y tener sexo con sus propios padres en casa y con la puerta abierta.
Ahora sé que hay gente estúpida en el mundo.
Ahora ya sé.

lunes, 5 de julio de 2010

Pompeya (parte 2)

El crujir del suelo alertó a la población... había comenzado.
De pronto, una sacudida de tierra azotó el suelo, y la gente comenzó a gritar y a alborotarse.
El magnificiente e inmenso Vesubio entró en erupción, y una cortina de gas ardiente fue escupida desde el interior del monte. La gente corria despavorida preguntándose qué estaba pasando. Los más cercanos a la ladera del volcán recibieron de lleno la estampida de viento ígneo que se cernía sobre ellos, dehaciéndoles la piel conforme el gas envolvía su cuerpo, abrasándoles capa por capa su endeble cuerpo. Se retorcían de dolor en el suelo, y entre gritos de desesperación y angustia encontraron su macabro y doloroso final.

Satanás eyaculó con gran potencia desde el mismísimo infierno, y el volcán escupió por primera vez unas poderosas lenguas de fuego que avanzaban a paso solemne hacia la ciudad de Pompeya. La gente corría y corría, pero las estrechas calles italianas no les permitian mucha libertad de movimientos. La lava finalmente les alcanzó, atrapándoles los pies, que se deshacían bajo ellos, y observaban el fétido calor de ese vómito de Gea, que les abrasaba el pelo tan solo mirarlo. Los gritos de dolor que profesaban no podían acallar el avance de la lava, y sus pies quebraron haciéndoles caer, pero se resitían a morir, y colocaron las manos inconscientemente. Craso error. Las manos ardían con furia, y se desprendían del resto del cuerpo, haciéndoles caer, y muriendo en un baño de fuego. Algunos habían continuado vivos después de que la lava les engullera completamente, y segundos después sólo quedaba un hedor insoportable a carne quemada.

El volcán emitía sonidos guturales procendentes del mismísimo infierno, y la furia de Vulcano seguía en plena alza. Rocas y magma se impulsaban desde el interior del Vesubio y caían encima de los hogares de la gente que, inútilmente, se refugiaban debajo de las mesas o camas. Las rocas aplastaban sus craneos y sus cuerpos, y algunos malheridos, ilusos, todavía pretendían escapar con una sola pierna, pero la lava llegaba pronto, y les devoraba lenta y dolorosamente, haciéndoles supurar por cada uno de sus poros.

Algunos permanecían dormidos en sus camas, y la furia magmática llegó hasta ellos en estado de letargo. Sus ojos se deshicieron y sólo pudieron emitir un gemido ahogado mientras el fuego devoraba sus intestinos y abrasaba sus entrañas. Fluídos viscerales y sesos reventaban al paso de la lava, que con gran fuerza arrasaba con todo lo que encontraba a su paso.

Finalmente, una explosión de ceniza surgió enérgica desde el interior del Vesubio, y calló en forma de lluvia mezclada con el agua sobre pompeya. La gente que había logrado sobrevivir, bien subiéndose a u lugar duro y alto, o bien alejándose lo suficiente de la lava, o bien en sus propias azoteas refugiándose del hedor infernal que emanaban los cadáveres en descomposción flotando sobre el fuego líquido, habían quedado sepultados vivos bajo una capa de más de dos metros de ceniza, y mientras luchaban por escapar al exterior con casi el 60% de su cuerpo quemado, la lluvia endurecía la ceniza, condenándoles a ese ardiente claustro para toda la eternidad.

Pompeya había quedado sepultada, y sólo se oían leves y vanales gritos de auxilio y de dolor, y el rumor de la lluvia. El suave rumor de la lluvia.

miércoles, 30 de junio de 2010

Pompeya. (1)

La sensual y resplandeciente Italia se enorgullecía de sus hermosas ciudades y sus magnificientes valles y volcanes.
El Vesubio, más de 1200 metros de pardas laderas y misteriosas grutas vestía el horizonte de Pompeya. En esa mañana, el 24 de Agosto del año 79 de la Era de Cristo nuestro señor, el cielo prefirió jugar a encapotarse y burlar el poder del sol que antes hubiera bañado Pompeya.
Las nubes tiznaban de gris el ambiente, y el suelo comenzó a crujir. Nadie le dio importancia, pues los geólogos apuntaron hacia la teoría que sería una tormenta provocada por el grandioso Zeus, y que el suelo temblaba por el retumbar de su furia divina. Las primeras gotas de lluvia ya habían empezado a caer, pero eran diminutas, minúsculas. Desde luego no eran de la categoría suficiente como para catalogarlo como una tormenta.

Los pompeyanos, en el foro de la ciudad no le daban importancia a la llovizna que mojaba sus cabellos e incluso su género, y continuaban ejerciendo sus labores matinales. Los hombres compraban frutas, verduras, y jugosos trozos de carne a los comerciantes que desfilaban estáticamente por toda la plaza. Las mujeres, mientras tanto, o permanecían dormidas en sus casas, o estaban cuidando a los niños, dándoles de comer a los esclavos, o comentando entre ellas los últimos rumores políticos.
El suelo continuaba temblando, pero nadie le daba mayor importancia, pues pensaban que se acercaba una inofensiva tormenta, nada más.

De repente, un grito gutural emitido por la rugosa garganta del Vesubio alertó a la población. Ya había empezado...


Continuará...

domingo, 20 de junio de 2010

Misantropía (Anexo)

Siempre me he preguntado por qué he tenido tanta mala suerte en la vida en general.
He pasado toda mi vida como un chico solitario, taciturno, encerrado en mí mismo, siempre. He pasado la mayor parte de mi cortísima existencia preguntándome que es lo que he hecho tan mal para que mi vida sea de esta forma. Siempre me he preguntado por qué la gente tiene ese rechazo natural hacia mí, y las únicas respuestas que he encontrado han sido silencio.

Siempre he intentado buscar ilusiones que me hagan pensar que merece la pena levantarse un día más con una sonrisa y poder ser feliz, pero las ilusiones no llegan. Puede que haya alguna perdida por ahí, pero no se puede envidiar a tus propias ilusiones.
Le envidio porque tiene amigos, y sale con ellos casi todos los días. Le envidio porque hay gente que se preocupa por ella, y siempre tiene un hombro en el que llorar. Le envidio porque entre los suyos es otra más, y le quieren como tal. Le envidio por tener una vida formada, y unos sueños que cumplir. Pero ¿Dónde está mi vida? Mi vida es mi ilusión, pero si le tengo envidia a mis propias ilusiones, éstas se desvanecen.

Siempre he deseado tener un "mejor amigo" en quien confiar, y a quien contarle mis problemas. A quien acudir si necesito derramar lágrimas sobre la hombrera de una chaqueta. Un amigo a quien acudir cuando no tenga nada en lo que pensar y sienta que mi vida va a la deriva. Siempre he deseado poder tener una "pandi" de colegas con los que echar tardes en un parque o tumbados en el césped hablando de nuestras cosas. Siempre he querido saber qué se siente al decir "he quedado con un amigo". Siempre he querido dejar de odiar a la humanidad tanto como la odio, y siempre he querido irme a la cama con una sonrisa en vez de con la vista empañada.

LLoro letras y me molesto en plasmarlo lo mejor que puedo. Me desahogo, escribo y procuro calmarme. Sólo deseo que llegue el día en que mi vida cambie. O que cambie o que se acabe, pero que llegue ya.

viernes, 18 de junio de 2010

Ganador

Bueno, pues resulta que soy el ganador del concurso de relatos breves de Coca-Cola de La Rioja, y estoy como finalista para el nacional de España, deseadme suerte.
El relato ganador ha sido el siguiente:



Cuando cogía sus dos instrumentos, era Dios. Era símplemente el creador de todo, de todo un universo que se alzaba a sus pies. Con ese par de artilugios, él se sentaba en una mesa a escuchar algo de Jazz, algo que le relajase de verdad, cuando quería crear algo bello, algo que dejara un sabor a necesidad de seguir observando esa creación.

Creaba lo que quería y cuando quería, creaba personajes con cadenas, con pulseritas de pinchos, con camisetas negras y con aspecto lúgubre (como él solía ir vestido.. En cambio, otras veces parecía estar más alegre, y subía el volumen de su aparato de música a tope, llamando la atención de todo el bloque de vecinos al escuchar las baterías incesantes y las oscuras guitarras eléctricas que taladraban los tímpanos de todo el vecindario, y con esos dos artilugios se ponia a inventar su propia humanidad.

Nunca lo hacía con un carácter estipulado, sino que, dada su creatividad, prefería experimentar con las diferentes opciones que se le brindaban. Podía hacer que nunca hubiera habido guerras, o que se desatara una tercera guerra mundial. Podía hacer lo que quisiera con esos dos instrumentos: Con un bolígrafo, y su imaginación

sábado, 12 de junio de 2010

Nunca

No hay despedida. No hay posibilidad. No hay cariño.
Sólo hay un adiós, y no es el último, inexplicablemente. Sólo hay lágrimas escurriendo por una mejilla, y unas imágenes emborronadas.
Mucha distancia. No hay ternura ni ilusión, sólo hay lágrimas.


LLorando, solo, en las escaleras de la estación, y el tren se fue silvando detrás. Recordaba como sólo un "¡Adiós, lo siento!" habian sido las últimas palabras de ella, y corriendo, se había metido en el tren. Después de un tiempo, no sabía con certeza cuánto, se levantó y sin molestarse en poner música con su MP3, se largó de allí a paso lento, con las manos en los bolsillos y la cabeza baja.

Y un hilo rojo emerge de la muñeca rompiendo la piel.

NOTA: Siento la brevedad. No me siento con ganas de escribir nada.

jueves, 10 de junio de 2010

O fortuna

La gente comienza a entrar al mejestuoso teatro. El escenario se alza en forma de semicírculo en la parte delantera del inmenso salón. Las butacas se apilan en forma de escalera de forma ascendente conforme se alejan del escenario. Una cortina negra de tamaño inmenso cubre la parte de atrás del proscenio.

Se empieza a llenar la sala. Más de 2.200 personas se sientan en los palcos, en las butacas, y preparan sus oidos para una orgía de sensaciones.
Todo en silencio, las luces apagadas, y se escucha el ruido de la cortina abriéndose, dejando ver detrás suyo a más de 500 coristas. Al fin comienza:

"¡O Fortuna!"

La sala se llena de vibraciones y los ígneos punzones sonoros penetran en los tímpanos de todos y cada uno de los asistentes. La gente permanece atónita ante tal magestuosidad vocal, con los ojos como platos.

"¡Velut luna!"

De momento, la impresión de la gente permanece sosegada, sólo aguardan el momento que espera oculto entre las gargantas de los coristas para atacar al público con su magnificiente voz.

"¡¡¡Statu Variabilis!!!"

Al fin el ambiente se calma. Y la orquesta comienza con su enérgico piccicato. La melodía inunda los pulmones de los concurrentes. El sonido viaja por el aire, sube al techo del secular teatro en el que se encuentran, y con gran fiereza emprenden un picado desde lo alto, impactando en los oyentes haciéndoles que se agarren a los asientos.

La melodía continúa, y las voces susurran la canción.

"Semper crecis..:"

El ambiente vuelve a tensarse. La entrecortada melodía de los contrabajos y las violas eriza el vello y hace apretar los dientes.

Nada más que desconcierto en el ambiente. ¿Qué pasará?

"Vita detestabilis, nunc obdurat, et tunc curat, ludo mentis aciem..."

Al fin, todo está preparado. Es inminente, la última estrofa antes del sumun.

"Fero tui sceleris..".

Y de repente, los gritos vuelan por el aire. El público se ve obligado a abrir los ojos y a apretar los dientes. Agarran los reposabrazos de sus asientos, y algunos incluso cierran los ojos. Todo eso después del sobresalto producido por la explosión sonora de la escolanía. Muchos han saltado de sus asientos, y han abierto la boca antes de poner en tensión sus dentaduras.

"¡¡Sors Salutis!!" "¡¡Et Virtutis!!" "¡¡Michi nunc contra-a-ria!!".

La increíble potencia vocal de los cantantes hace retumbar el teatro. Y algunas lágrimas comienzan a brotar de sus ojos. La magnificiente y solemne pose de los coristas se suma a la ingente cantidad de ondas sonoras que golpean sin piedad los oídos de todos los presentes. El teatro se convierte en una bomba sónica con el potencial para cambiarlo todo. La fortuna, puede cambiarlo todo. Todo, y a todos.

domingo, 6 de junio de 2010

Tu Rosa de los Vientos

Porque no aguanto más. Necesito estar contigo y abrazarte todo el rato. No soporto la idea de que un día te largues y no vuelva a verte. Eres mi vida, y mi vida es lo más preciado que tengo. Tanto sentimientos juntos me hacen llorar. No sé si lloro por que estoy pletórico, o porque no te tengo a mi lado. "nos vemos en X días", sí, ahora son 6 días, pero cuando sean 45 qué pasará?.
No me hago a la idea de que un día te vayas y me dejes aquí, solo. Solo como siempre he estado.
Has llegado a mi vida y has calado en mí más que ninguna otra mujer, y en unos meses te largas dos años. Dos años lejos de mí. Dos años llorando cada noche. Dos años sin poder tocarte, abrazarte, besarte, sentirte. Qué me queda a mí si tú te vas?
Muchos dicen "la vida sigue", pero mi vida eres tú, y si mi vida se larga, yo quiero ir con ella. Con ella hasta el fin del mundo.

Sé que algún día no existirá la distancia, pero ese día está lejos, muy lejos, y yo te necesito ya.
Siempre me he quejado de mi vida, la gente siempre me ha dado de lado, las mujeres siempre me han tratado peor que mal, y cuando llega el ángel que puede salvarme de toda esa vida llena de tristeza, aparece a 200 KM, y con un viaje pendiente a más de 3000 KM dentro de unos meses.
¿No entiendes que mi vida sin tí no vale nada?¿No entiendes que si tu desapareces, yo desaparezco contigo?

Te amo como a mi vida. Espero que jamás lo olvides

miércoles, 2 de junio de 2010

Sólo palabras.

Viaje.
Saludo.
Abrazo.
Beso.
Paseo.
Conversación.
Risa.
Alboroto.
Ilusión.
Tal vez.
Celos.
Irritamiento.
Crueldad.
Perdón.
Saber.
Alcohol.
Cállate.
Silencio.
Pedantería.
Problemas.
Arreglos.
Huída.
Fuga.
Reencuentro.
Amabilidad.
Elocuencia.
Cansancio.
Actuación.
Escaleras.
Habitación.
Cama.
Amor.
Ruido.
Grito.
Andar.
Llegar.
Hablar.
Lágrimas.
Adiós.

NOTA: Puede que no se entienda muy bien, y de hecho pocas personas sabrán por qué esas palabras y por qué en ese orden. Siento la ambigüedad para los (pocos) que siguen el blog.

lunes, 31 de mayo de 2010

Tus perfidias

Hiciste de mí un hombre maltratado. "Te quiero", me decías, y yo te creí.
Fuiste mi ilusión, y te ayudé a superar tus miedos y la frialdad que te caracterizaba, y tú me mentías con toda la poca vergüenza del mundo durante más de un mes.

Ahora pretendes acallar las voces de tu propia hipocresía autoinsultándote, y haciéndome creer que ya se acabaron las mentiras. Pero si ya me mentiste con algo tan importante para mí... ¿qué no harás con otras nimiedades?¿por qué te atreves a decirme "te quiero" cuando no haces otra cosa que avasallarme?

Has tenido la poca vergüenza de mentirme en la puta cara cuando incluso ya te había pillado, y me pedías que te creyera. Llorando me pedías que te creyera. Y encima jurabas por tu veracidad, como un perro que sólo quiere comer, y no le importa morder cualquier tobillo o gruñir a cualquier persona por conseguir un miserable e ínfimo bocado.

Lloraba, y te pedía la verdad. "la verdad te estoy diciendo ¿Por qué no me crees?" te atrevías a preguntar, valiente tartufa. Con cinismo e hipocresía intentaste calar en mí, y casi me convenzo de tu mentira, pero ahora sé como eres, y puedo jurar que no volveré a sufrir por tí.

Te quiero, si, pero del odio al amor hay una barrera finísima, y tú estás a punto de hacer que cruce esa línea. En la mentira se basa esta relación. La espada de Damocles pende sobre tu cabeza y las mentiras son la crín del caballo que sujeta ese peligroso arma.
Te fías de mi buena fé, y de mi buena persona, pero todo tiene un límite, y cuando reboses ese límite ya no habrá más perdones, sino odio y desprecio hacia tí, porque te lo habrás buscado tú sola, ya que ganártelo ya te lo has ganado.

Llorabas preguntándome el por qué de mi incredibilidad, y mientras sabías que estabas mintiéndome, y te daba igual. Te pedí que lo juraras por tu madre, y lo hiciste, y mientras sabías que estabas mintiéndome.
Descubrí tu horrible y miserable mentira y con la verdad delante de los ojos te atrevías a negarlo, aún así.

Piensa bien cómo me has traado. Piensa bien cómo vas a tratarme, porque no pienso volver a sufrir por tí.

Te quiero. Procura no volver a hacer que eso cambie, porque será la última vez.

domingo, 23 de mayo de 2010

Te odio porque me estoy enamorando

Un amor que se pierde, efímero es y ya se larga por dónde vino.
Nuevas caras se cruzan a tu paso, y lejos, muy lejos esperan tu llegada.
Grandes trenes de ilusión acercan corazones solitarios que por fin, allí se abrazan.
Nuevos ojos a los que mirar de cerca. También nuevos cuerpos a los que abrazar y sentir cerca, muy cerca.
Lágrimas que se escaparon por motivos antónimos de inocencia. Lágrimas que derriten un hielo duro y consistente.
Grandes trenes de ilusión acercan corazones solitarios que por fin, allí se abrazan.
- Te odio porque me estoy enamorando.

El destino trata la vida como un muñeco de trapo, amedrentada por la adversidad de la sociedad, que le corrompe.
La vida llora y sufre, pero una luz se vislumbra al final del túnel.
Una luz lejana que sonríe a más de 180 kilómetros, pero sabes que está ahí. Está ahí.
Grandes trenes de ilusión acercan corazones solitarios que por fin, allí se abrazan.
- Era tan fría..

Olvida ya su anterior ilusión, pues no vale la pena.
Las lágrimas derriten un hielo duro y consistente.

Sentimientos de impotencia cruzan a tu paso, y duermen a tu vera. ¿cuánto tiempo más?
Sólo un contacto y ya intuyes que está predestinada a estar contigo. Sólo un beso y ya sientes que está predestinada a estar contigo. Ahora ella se va, y ya sabes que ella está predestinada a estar contigo.
Grandes máquinas acercan corazones solitarios que por fin, allí se abrazan.

Y una luz sonríe.
Son casi 200 Kilómetros, pero unas grandes máquinas, acercan nuestros corazones. Y allí, lloramos para derretir el hielo. Allí nos besamos, y allí nos abrazamos.







Por ti, porque has conseguido que no exista la distancia, pero que sí exista el amor. Te quiero.
Muchísimo.