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martes, 29 de noviembre de 2011

Sed de Sangre


Corre en la noche con dos heridas punzantes en su yugular, con la boca chorreante de esencia vital de sus víctimas.
Con la ropa desgarrada, brinca de tejado en tejado, buscando cuerpos jóvenes de los que alimentarse. Aulla al viento, que arrastra una voz cruel y demoníaca, y sus ojos se vuelven del color de su anhelo.
Su boca sanguinolenta al ver una joven desvalida, vulnerable, sola. Le observa desde un tejado próximo a su posición, y se muerde el labio inferior al ver tamaña chuchería, tan dulce y aislada.
Una risa malévola es evocada por su rostro, el cual se torna gris, y su ceño se frunce con una fuerza capaz incluso de ser escuchada, y sus fauces se abren, a la par que salta, rugiendo como una bestia, sobre la mujer que, ya en el suelo, asustada, con lágrimas en los ojos y en el rostro, ruega clemencia.

Y una mueca de negación brota del animal, así como una dentellada brutal, la cual ahoga el grito de la chica que patalea en busca de auxilio. Sus manos tratan de arañar el rostro de la alimaña que está matándole, devorando su sangre, rompiendo la piel de su puro y blanco cuello y disfrutando del manjar carmesí que emana de sus venas.
Un nuevo adalid.

El vampiro se separa de su víctima, y observa el cielo seminublado en busca de la única luz que podría servirle de respiro. Y le implora a la Luna:

"Oh, tu, reina de la noche. El único atisbo de luz que puede proporcionar oscuridad a este débil corazón. Que atruene mi sed de sangre, que mis pies se vuelvan raudos, mis dientes afilados, mis ojos audaces, mis oídos finos como la hoja de una daga, mi cuerpo sigiloso como la niebla y la locura, mi cabeza fría, implacable, y astuta.
Bestia sin sentimientos y con razón elegí ser. Portador del don que algunos llaman maldición. Belcebú, a ti me encomiendo."

Y en la noche, su escultural anatomía desnuda se tensa mientras su garganta emite un rugido proveniente de los abismos más oscuros de este mundo.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Brain down. Please wait

Menudo bajon, chico.

Y ya está. Ahí lo dejo...

domingo, 20 de noviembre de 2011

¡Adiós, mundo cruel!


Dos caras de una cruel moneda llamada Mundo.

Pon en un papel toda la tristeza, lástima e injusta desesperación que puedas imaginar, pero de forma realista.
Un abuelo tirado en la calle, con la cadera rota, pidiendo ayuda, y nadie se para a ayudarle.
Un artista trabajando en una escultura en miniatura de cristal, y en la presentación se rompe, se le escapa de las manos, se cae, se desintegra contra el suelo, y se arrodilla entre risas, cogiendo pedacitos de su obra, y mirándolo con las lágrimas en los ojos.

Un nño gordo y orondo, inflándose a chocolate y bollería, mientras un famélico  hermanastro a su lado no tiene más que galletas rancias, y las come mirándolas después de cada bocado, con los ojos empañados.
Un profesor en un aula revolucionada, todos los alumnos tirándose bolas de papel, gritando, corriendo e insultándose. El profesor explicando la materia, sabe de sobra que los alumnos no le están prestando atención, y se siente desgraciado. Pobre miserable, cuyos pupilos se ríen de él. ¿Qué va a hacer?.
Por el caso de un chico perdidamente enamorado de una mujer, la cual está libre, con la pega de que este mismo chico tiene novia.

Este chico consigue reunir el valor suficiente para dejar a su chica y luchar por su amor, y dos días después, esta perfidiosa colipoterra se funde en el placer carnal con otro chico, de características físicas muy superiores. Cuánta tristeza. Qué sensación de estupidez, tristeza, y dolor. Cuánta miseria, pobre iluso descorazonado.

Un fracasado vendedor de seguros llega a casa un lluvioso día cualquiera, y unas maletas esperan en el descansillo con una nota que dice: Jódete, y escucha, miserable.

Desde el interior de la vivienda se escuchan gritos y gemidos por parte de la que, al menos en ese momento, era su esposa. Cuanta imbecilidad en un cerebro de vendedor tan estúpido.

La idea de un padre trabajador, honrado, fiel a sus principios familiares, que compra regalos a sus hijos por el simple hecho de tener un detalle con ellos.
Sus hijos, niños crueles, pero no tan niños, le insultan y le desprecian, alegando que no son suficiente, que quieren más. "Imbécil, no estamos contentos".


Así, según surje, lo sueltas en un papel. Algo realista, algo tangible, algo palpable, algo que pudiera ser.
Imprime el papel.


Quémalo.



Ya eres libre, joder.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Labios sellados


Cierra la boca de una vez.

Deja de suicidarte del modo en que otros ven la esencia de la vida. Para de una vez, que no lleva a nada bueno.
Desearías poder ser aire, ¿Verdad? Querrías ser fuerte como un toro y ágil como un mono, pero a este paso sólo vas a ser lento, torpe y, aunque grande, más pequeño que tus ansias de superación y tu fuerza de voluntad.


Cierra la puerta contigo fuera, con las manos en los bolsillos y los labios sellados. Controla tus tentaciones, imbécil. De acá o acullá, ahí están. Lucha, defiéndete con tu mejor arma. Que se apague la luz, y mejor si no consigues ver nada. Que rujan los leones de tu desesperación, y que atruene la tormenta sobre la montaña viscosa que se hace llamar ansiedad.



Sé fuerte, sé rápido, sé invisible.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Eva (9)


Clavó sus rodillas al sofá, y encorvó la espalda hasta, casi, tocar la cálida piel de tela con el vientre.
Otto se vio con unas posaderas jamás vistas, esculpidas por el mismísimo Miguel Ángel, delante suyo, y se le aceleró el corazón (más aún si cabía).

Eva colocó las manos en la parte superior del respaldo del sofá, y movió sus caderas muy ligeramente, en movimientos lentos y sensuales.
- Vamos... por favor....- Masculló Eva entre jadeos.
Ottó se aproximo más aún a ella y, colocando las manos temblorosas sobre el sinuoso trasero de Eva, complació su deseo.

Estalló en un grito ahogado, y su cuerpo comenzó a moverse al compás del de Otto, el cual había agarrado todo el cabello escarlata que hubiera podido acertar a rescatar desde su posición, y lo agarró con fuerza, echando la cabeza de Eva hacia atrás, por la cual no cesaban de brotar gemidos y jadeos.
Las posaderas de Eva placaban la cadera de Otto con fuerza, el cual continuó sosteniendo sus llamas que se podrían haber llamado cabello si no hubieran sido del mismo color que el infierno.

Las gotas de sudor comenzaban a aflorar en la piel de ambos, y sus cuerpos se volvieron  figuras mojadas y calientes en una habitación fría como el hielo, El contraste de pasión, sensualidad, lujuria, y sexo que desprendían Otto y Eva conforme a la tristeza, la lástima, y el patetismo que presentaba el cuarto era abrumador.

De pronto, cuatro golpes tan secos como un arbusto en el desierto retumbaron a través de la madera, haciéndose sonar en toda la casa.

Los primeros cuatro golpes no fueron escuchados por Eva, la cual perpanecía sumida en un universo de placer a cuatro patas. Pero si por Otto, el cual ignoró por completo el hecho de que estuvieran llamando a la puerta.

De nuevo los golpes volvieron a sonar, esta vez mucho más fuertes, y una voz se hizo hueco a través de los gritos:

- ¡Abre de una puta vez, sé que estás ahí!.

El líbido de Eva descendió en picado a un nivel vertiginoso. Sus ojos se abrieron como platos, y cuando Otto le hubo soltado por el sobresalto y se hubo tornado en cuerpo y mirada hacia el pasillo de la entrada, Eva pudo pensar, sentada en el sofá: "Esa voz... es... es.... ¡!"

martes, 1 de noviembre de 2011

Traición a secas


No te echaré de menos. Al menos no ahora.


No puedo soportar más puñales en la espalda, no estoy hecho de acero, y la hoja de tu traición se clava hasta el alma, destrozando cualquier atisbo de razón que pudiera haber.


De sonrisas falsas se llenaban nuestras noches ¿eh? de comprensión etílica cuandola ebriedad te hacía llorar de pena amargado por tus amores. Lágrimas conjuntas que se agruparon en nuestros ojos al unísono y que amargáronse por las despedidas.
Y de saludos con abrazos que desembocaban en sonrisas, sonrisas venenosas. Pues no es más que ponzoña la sangre que recorre tu lengua. Morir envenenado sería una opción cuando la desesperación aprima, y sólo un valiente mordisco en la lengua haría falta para caer fulminado, mala lengua.


Y me quedo con tu despedida, con mi dolor, con tu traición, con tu falsa amistad. Con el doble techo que has construído en mi morada de reflexiones. Un desván oscuro lleno de libros viejos que sólo contaban historias dolorosas y que tú abriste al público menos indicado.



No voy a llorar por ti. No lo mereces.

Tampoco mereces estas palabras, pero qué menos después de 4 años de amistad.
Hasta siempre.



"Lo que no quieras que se sepa, no lo hagas".