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martes, 17 de diciembre de 2013

Sobre el independentismo catalán.

Este texto no está escrito por mi. Lo escribió en su día un familiar mío cuyo nombre no revelaré, por motivos obvios. Espero que, de formarse debate, se haga de forma cívica y sin insultos ni agresiones verbales. Si lo publico aquí es porque considero que este blog lo forman lectores inteligentes y con capacidad de diálogo y un mínimo de oratoria. 
Y sin más dilación, el texto:


 Los españoles deberíamos convocar un referéndum para darle la independencia a Cataluña. Seguro que prosperaría, y el resultado sería algo así:Cataluña se convertiría en un Estado independiente, como es hoy Túnez o Marruecos. No pertenecería a la Unión Europea, ya que, para ello, tendría que solicitar formalmente su adhesión y cumplir con los requisitos previos; esto podría durar años. Además, España tendría que dar el visto bueno para su entrada, y, podría oponerse durante más años todavía. Tendría su moneda propia que podría ser el “catalino”, por poner un ejemplo. Estarían separados de España y de Francia por una frontera bien definida, controlada por Aduanas, o por los antiguos fielatos, donde tendrían que pagarnos los correspondientes aranceles. 
Como no pertenecerían a la Unión Europea para conseguir cualquier mejora en sus relaciones con Europa tendrían que obtener el apoyo de España. Su moneda tendría un cambio flexible con el euro y probablemente se devaluaría con lo que, para evitar una inflación importada, tendrían que trabajar más que ahora, pagar más impuestos que ahora y ser más pobres que ahora. Los españoles allí residentes tendríamos pocas diferencias con el trato discriminatorio que recibimos hoy. Al estar en un país extranjero tendríamos que educar a nuestros hijos, como ocurre hoy, en catalán. Y si quisiéramos montar negocios, como ocurre hoy, tendríamos que hacerlo en catalán, o sea, que para nosotros los españoles habría poca diferencia con lo que nos ocurre hoy. Pero su trato hacia nosotros mejoraría porque les aportaríamos nuestra divisa, los euros. Y siempre al cambio saldríamos ganando.Para poder renovar su actual Carnet de Identidad español, los catalanes tendrían que demostrar que tienen una residencia fija en España y que pagan sus impuestos en España. Lo mismo les ocurriría con el Actual Carnet de conducir español, la tarjeta de la Seguridad Social , etc. Incluso les podríamos pedir Visado de entrada cuando quisieran hacer turismo en España. Nosotros, el resto de los españoles, nos ahorraríamos todo el coste que hoy nos cuesta su Seguridad Social, sus pensiones, su paro, sus vacaciones, etc. Y lo mismo con lo que nos cuesta hoy mantener a los inmigrantes que ahora residen allí, que cada vez son más numerosos, sobre todo los que provienen de países árabes. Todos los que tenemos el dinero en alguna entidad de allí, podríamos depositarlo en el Santander, o el BBVA o Caja Madrid, que al final revertiría en la empresas españolas; por no hablar de las participaciones que tiene las entidades financieras catalanas en las principales Compañías españolas, habría que obligarlas a devolver las acciones ya que, al no pertenecer a Europa, el gobierno español podría “nacionalizar” las mismas. Nos ahorraríamos todo lo que hoy nos cuesta la cantidad de Diputados y Senadores catalanes que nos desprecian. Sus viajes en primera a Madrid, sus estancias en hoteles de lujo, sus dietas, sus vacaciones, sus sueldos millonarios de por vida, sus guardaespaldas, sus comilonas, etc. Y serían sustituidos por Diputados y Senadores españoles que trabajarían por España. Nos ahorraríamos los traductores que ellos nos exigen, cuando solo por buena educación deberían hablar en español, idioma en el que todos nos entendemos. También ahorraríamos en las “embajadas” que tienen por todo el mundo. Dejaríamos de pagar a los Mozos de Escuadra que, por si no lo sabes, no los paga la Generalidad , sino el Ministerio del Interior, como a los Policías y a los Guardias Civiles, sólo que les paga más. Los ríos que nacen en España y luego entran en Cataluña podrían ser desviados para regar zonas secas de España, y no como ocurre ahora que hay que pedirles permiso para hacerlo así y que siempre lo deniegan. Además podríamos construir un buen pantano en el Ebro en la provincia de Zaragoza y convertir en regadío el desierto de los Monegros. El cava se lo pueden meter por el culo, ya que tendrían que pagar impuestos a la exportación, y no olvidar que el 80% del cava catalán se vende en el resto de España. Nosotros no tendríamos inconveniente en tomar champán francés (que con los impuestos saldría por el estilo de precio) o la buena sidra asturiana , que fresquita está de muerte, y los asturianos son unos chicos muy majos que se sienten orgullosos de haber iniciado la reconquista desde Covadonga. Si necesitaran dinero para hacer carreteras, para ampliar sus puertos y sus aeropuertos lo podrían pedir prestado a España, claro que, pagándonos los correspondientes intereses y gastos. Podrían tener su selección de fútbol, y el Barca jugaría la liga con el Nastic, el Reus y el Sabadell, así generaría buenos ingresos para futuros fichajes. Además, ganaría siempre la liga, ya que no tendría rival. Lógicamente Messi, Pujol, Busquets, Xavi, Iniesta, Valdés, Pedrito, Alves, etc. buscarían equipos más competitivos en España o Italia, pero esto, a los catalanes de pro, no les importaría mucho, lo importante sería “sus señas de identidad”. Pero por encima de todo, los españoles, nos liberaríamos de una buena cantidad de gente que nos desprecia, de políticos que solo piensan en su tierra, y de un montón de gente que nos usa según lo que les conviene y que muchas veces lo hacen con el dinero de los impuestos que pagamos el resto de los españoles. Será divertido verles allí macerándose en catalanismo. Y cómo, mirándose unos a otros, descubrirán con asombro lo pequeños que son al no pertenecer a España. Cataluña tendría entonces la dimensión que le corresponde. La de un País de paletos provincianos.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Yacer contigo.

Tirarte en la cama con ternura, arrancándote la ropa a tirones y mordiscos. Sacar toda mi pasión en forma de mirada ardiente, pulverizar todo atisbo de vergüenza entre nosotros. Que mis manos acaricien tu piel mientras tus uñas arañan la mía, y que el sudor y el placer sean los protagonistas. Que de nuestra comunión sólo nazca más pasión. Una redundancia de placer que rebotará en nuestros recuerdos hasta que nuestra vida se apague. Perderle el respeto a la naturaleza cuando las obscenidades se cruzan disparadas desde tu boca y la mía. Que tu saliva se convierta en un río con mi cuerpo por valle, con la lluvia personificada en un juego de dos, con nubes por ojos y por aroma el césped recién cortado. Que lluevas sobre mi, que te fundas con mi piel, que seas carne de mi carne.

Que tu sexo cabalgue sobre el mío hasta que las estrellas sientan vergüenza y envidia de nosotros a partes iguales, y que tus gritos rompan mis tímpanos, que tus dientes se claven en mi cuello, tus uñas en mi pecho, tus caderas sobre las mías ondeando como una bandera. La bandera de ese sentimiento de pura libertad que inunda los pulmones cuando acecha el climax más absoluto. Reventar en un estallido de colores brillantes hecho chiribitas en los ojos, y sentir dolor al no poder abrir más la boca y desencajarnos la mandíbula a base de gemidos. Tus tirabuzones ardiendo sobre los hombros, y tu mirada verde, tan brillante, asesinando mis pupilas, y sentir los ojos arder, llenos de arena. Romper la barrera del sonido en un orgasmo, romper todos los músculos de la tensión, con un sonido de cuerdas enjauladas en cadenas rotas por nuestro descaro, un látigo de acometidas y deseos carnales, desgarrarse la garganta en un gutural gemido que se eleve hasta la luna, la cual nos observará dormidos, relajados, juntos.

Y yacer contigo.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

España.

Si hay algo que me repatea las tripas son los extremos. Creo (o quiero creer) que vivimos en un mundo lo suficientemente civilizado como para poder aceptar con respeto y madurez las opiniones, ideas, deseos, o sentimientos de los demás. Y esto, desgraciadamente, en España, no ocurre. 
Vivimos en un país donde el más mínimo rechazo de una opinión política o social te hace situarte en el otro extremo instantáneamente, y no por que tenga que ser así o porque puedas decidirlo de un momento a otro, sino porque esta sociedad establece cánones condenatorios a las mentes libres. ¿Por qué una persona no puede caminar tranquila por la calle (o pasearse por sus redes sociales) sin recibir insultos, críticas y, en ocasiones, amenazas y agresiones? A mi me ha costado bastante sangre decir que amo a mi país, y que mi sentimiento patriótico está arraigado en lo más profundo de mi ser. Esto es algo que (la mayor parte jóvenes) la mayoría de gente no entiende. Porque sí, amigos, yo puedo luchar contra mis pensamientos, pero ¿contra mis sentimientos? Eso es imposible. Sólo pido que se deje de juzgar un sentimiento inocente y noble como es el patriotismo, porque esto sólo pasa en España. Los británicos exhiben sus banderas con orgullo y hasta grupos de música con influencia mundial (véase Iron Maiden) usan banderas gigantes para ilustrar sus conciertos. En américa es raro ver una sola casa sin la bandera ondeante y reluciente en el jardín. Y el lema coloquial de México es "Viva México, cabrones". ¿Y en España? ¿Quiénes el listo que se atreve a salir a la calle, o a dar la cara de forma pública y decir "Viva España" sin que le tachen de facha? Porque cuando "reconoces" (y mira que me entristece tener que usar esa palabra para referirme a este tema) que amas a tu país resulta que te ponen de hitleriano, militante de las juventudes del PP, o incluso de fascista y racista. ¿Por qué no puedo expresar un sentimiento que poco o nada tiene que ver con la política? ¿Por qué no puedo amar a mi país sin que se me tenga que colocar en un bando o en otro? ¿Por qué, y me lo pregunto seriamente, no puedo expresar el amor que siento por mi tierra sin tener que caer en la crítica social y en una amalgama de insultos y de intolerancia?
¿Por qué hay que demonizar a la gente que sale con el brazo en alto y la palma abierta esgrimiendo un saludo fascista, pero hay que dejar en paz a los que salen con banderas republicanas y con el puño cerrado? Os recuerdo, querido amigos, que ni la falangista ni la republicana son banderas constitucionales ni válidas. 
Nos quejamos de que España se rompe, de que España se va a pique, pero sin embargo nos centramos en una absurda lucha interna que nunca ha servido, sirve, ni servirá para nada, en lugar de arreglar nuestros problemas, unidos como Españoles que somos. Y todo esto, naturalmente, dejando al márgen la política, que insisto, no tiene nada que ver con el patriotismo.
Y lo que no entiendo es por qué ha de estar mal visto un bando y no otro.
Y lo que tampoco entiendo es por qué la gente pide un respeto que no demuestran tener ellos mismos.

Y creo... que el ser humano es mucho más complejo como para encasillarlo en la derecha o en la izquierda.