Revelándose contra el viento, cortando el aire que, paradójicamente, ahoga al individuo y lo sume en un estado total de descontrol. ¿Dónde se ha de detener? se pregunta. ¿Cómo es posible emitir tales juicios con tamañas lagunas de conocimiento? Luchando contra el fuego con magma, roca fundida para vencer al primer enemigo que tuvo el ser humano. Venciendo al agua con ríos secos y con lágrimas vivas y ardientes que describen parajes intimidatorios en la mente enferma de algunos dedos temblorosos.
Y viene a mi la tierra, tragándoselo todo, emitiendo zumbidos guturales desde lo más profundo de su ser, gimiendo en su muerte mientras devora vidas. Segando las almas de caricias olvidadas en un ayer que nadie conoce, pero que fue el más real de todos los tiempos pasados.
Es en el desconocimiento donde nace el atrevimiento, pues la ignorancia siempre fue la base de la valentía. Ese guerrero que se lanzaba a la batalla menospreciando a su enemigo precisamente porque no sabía a quién se estaba enfrentando. Lenguas insidiosas rellenas de veneno que no tardan en desmembrar un mito que jamás existió, ni existirá nunca. palabrería atizada en la chimenea de la desgana, y su humo evaporado como el alma en la muerte, desvaneciéndose y fundiéndose con el cielo, mojando de lluvia las caras de los mismos necios que trataron de desvirtuar la voz de un demente.
Y dar por finalizado un sueño voluntariamente. No quiero soñar más.
La tipografía es la ropa de las letras, y su sastre es el encargado de transformarlas en belleza. Crea letras, crea frases, crea líneas, crea párrafos, crea textos, crea libros, pero crea algo. No hay nada más maravilloso y locuaz que transmitir belleza con símbolos cicateros sin atractivo. ¡Escribe!
Si te enteras de que alguien está usando los textos de este blog como si fueran de su propiedad, te ruego que me lo notifiques para tomar las medidas oportunas. ¡Gracias!
viernes, 12 de julio de 2013
martes, 18 de junio de 2013
Furia berseker.
Los gritos rebotan en sus cabezas como una pelota, sólo hay voces rasgadas y alaridos ensordecedores atizando sus oídos. A puño y espada, asaltan el campo de batalla como primera oleada, firme, cruel, despiadada, fría. Sólo el sentimiento de rabia está presente en ellos. Asesinan sin cuartes ni remordimientos, sin lástima ni compasión, arrasan con todo. A su paso sólo se oye el ulular del viento, aterrorizado ante las horribles visiones de los cadáveres que esas bestias dejan después de la batalla. Los ojos inyectados en sangre proyectan miradas de odio y muerte. No escuchan, no sienten ni padecen. Ni siquiera hablan, sólo gritan y corren por la hierba que muere al ser aplastada por su furia. El pasto se tiñe de rojo cuando entran en combate, y las caras de los enemigos son puras muecas de angustia y dolor. Brazos, piernas, cabezas, cualquier cosa sirve como trofeo, puros animales, guerreros despiadados.
No existe motivo ni arenga, sólo la lucha como forma de vida. Matar sin ningún tipo de remordimiento, sin ningún tipo de norma o regla, solamente por amor a la muerte, amor al odio, adicción a la sangre. Sus cuerpos repletos de cicatrices son salpicados por la sangre de aquellos que caen en sus manos, ante su afilado y frío acero. Puras máquinas de matar, en grito y salto, a vaivenes de espada y mandoble que cercenan gargantas. El gorgoteo de la sangre al asesinar a sus víctimas aumenta su ira, y se vuelven aún más descontrolados. Ya no hay vuelta atrás, lamiendo la sangre de su espada, la furia berséker se ha desatado. Y ya no hay cadenas, no hay dolor. No hay humanidad.
Cuando el sentimiento humano se evapora, sólo queda actuar como una bestia. Para las bestias, el dolor es una sensación más, sin ningún tipo de singularidad, ni ha de ser tomada como algo negativo. Disfrutan del dolor como disfrutan del placer, y ahí reside, básicamente, su insaciable cólera y sus ansias de muerte. Porque en esta vida, a lo único que se le teme es al dolor. Única y exclusivamente al dolor.
No existe motivo ni arenga, sólo la lucha como forma de vida. Matar sin ningún tipo de remordimiento, sin ningún tipo de norma o regla, solamente por amor a la muerte, amor al odio, adicción a la sangre. Sus cuerpos repletos de cicatrices son salpicados por la sangre de aquellos que caen en sus manos, ante su afilado y frío acero. Puras máquinas de matar, en grito y salto, a vaivenes de espada y mandoble que cercenan gargantas. El gorgoteo de la sangre al asesinar a sus víctimas aumenta su ira, y se vuelven aún más descontrolados. Ya no hay vuelta atrás, lamiendo la sangre de su espada, la furia berséker se ha desatado. Y ya no hay cadenas, no hay dolor. No hay humanidad.
Cuando el sentimiento humano se evapora, sólo queda actuar como una bestia. Para las bestias, el dolor es una sensación más, sin ningún tipo de singularidad, ni ha de ser tomada como algo negativo. Disfrutan del dolor como disfrutan del placer, y ahí reside, básicamente, su insaciable cólera y sus ansias de muerte. Porque en esta vida, a lo único que se le teme es al dolor. Única y exclusivamente al dolor.
lunes, 3 de junio de 2013
Vuelve.
Estoy comenzando a plantearme la realidad de que no existas, y por eso te escribo y te pienso, por eso vivo esa necesidad imperiosa, para que cobres vida por fin. Que tu cabello me azote en la cara y me abrace tu piel. Tener tu amor por castigo. Que mi mente te dibuje a cada momento, y que ese momento sea eterno. Morir tranquilo si es contigo. Escribirte hasta que me sangren los dedos, vivir de tu sangre, que la única comunión, el uno con el otro, sea cada noche a los pies de tu cama. Oír tu voz como música en mis oídos, escuchándote gemir y jadear, aunque sea en mis sueños, plácidos sueños. aunque tenga que soñarte haciéndome el amor, y retratarlo todo a tiempo real dentro de mi mente, sólo dentro de mi mente, gritándome por dejarte escapar. La curvatura de tu voz, tan apetecible como la de tu cintura, suave, blanca, pura. Tu piel casi transparente perlada por el sudor, tímido entre tus poros, deslizándose por todo tu cuerpo, atreviéndose a explorarte. Con la pluma en la mano, sangrando estas letras, pidiéndoles que no desaparezcas jamás, no perderte entre los oscuros rincones de mi mente, no te desvanezcas de nuevo, no me dejes.
Quédate, por favor. Pedirles, gritarles, rogarles, suplicarles por mi vida y tu recuerdo que sigan permitiéndome poder amarte, describirte, sentirte más conmigo.
¿Por qué será? quizá me falte valor para conocerte. Quizá ya te conociera desde antes de saber que soy capaz de guardar tales recuerdos. Y quisiera recordar todo aquello no vivido pero que con tantísimo ansia anhelaba vivir, que volvieras aunque nunca te hubieras ido.
Quédate, por favor. Pedirles, gritarles, rogarles, suplicarles por mi vida y tu recuerdo que sigan permitiéndome poder amarte, describirte, sentirte más conmigo.
¿Por qué será? quizá me falte valor para conocerte. Quizá ya te conociera desde antes de saber que soy capaz de guardar tales recuerdos. Y quisiera recordar todo aquello no vivido pero que con tantísimo ansia anhelaba vivir, que volvieras aunque nunca te hubieras ido.
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