"¡EEEEEH! ¡eeeeeeeh!
Pásala, joder. (Risa increíblemente aguda y asombrosamente realista para ser falsa). ¿NO juegas?
¡Bam!¡Bam!¡Bam!
¿A dónde vas? ¡Que me voy a comprar chuches!
Santiagoooooooooo (acento sudamericano cerrado, parecido al mexicano, pero sin ser mexicano).... silencio.... de nuevo: Santiagoooooooo.
¿Quéeeeee?
¡Bla bla bla bla bla (balbuceos constantes sin sentido) Marianaaaaa!
Vaaaale mamáaaaaa.
¡Bam!¡Bam!¡Bam!
(Risa forzada de nuevo)
¡EEEEEEEEH!
(de nuevo la risa y otro golpe)."
Bueno, eso es lo que estoy escuchando ahora mismo en este preciso instante, y así cada día, prácticamente desde las 3 y media de la tarde hasta las 11 ó 12 de la noche. Lo siento, pero así no puedo escribir.
La tipografía es la ropa de las letras, y su sastre es el encargado de transformarlas en belleza. Crea letras, crea frases, crea líneas, crea párrafos, crea textos, crea libros, pero crea algo. No hay nada más maravilloso y locuaz que transmitir belleza con símbolos cicateros sin atractivo. ¡Escribe!
Si te enteras de que alguien está usando los textos de este blog como si fueran de su propiedad, te ruego que me lo notifiques para tomar las medidas oportunas. ¡Gracias!
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