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sábado, 19 de marzo de 2011

Él es.

Él me vio nacer.  Él me dio la posibilidad de ser quien soy, y gracias a él estoy aquí, escribiendo estas líneas para agradecerle todo lo que me ha dado.
Él fue quien, en tiempos de crisis emocionales, jamás me negó un abrazo, y estuvo conmigo hasta el final, sin importar nada de lo demás, sólo el amor padre-hijo.
Él fue quien me secó las lágrimas, me dio agua en las muñecas para relajarme, y me llevó a dar un paseo por un solitario parque para tranquilizarme.
Él fue el que, cuando no podía más, hizo que todo volviera a tener sentido, y que viera la vida de otro modo.
Él fue el que, cuando llegaba del colegio llorando, me recogía en sus brazos, y me convencía de que yo era mejor que todos ellos juntos, que no me pasaría nada.
Él fue quien me puso la lucecita en la habitación cuando era niño porque tenía miedo a la oscuridad.
Él ha sido el que ha intentado por todos los medios que no decaiga en mi camino y trate de conseguir siempre todo lo que me proponga.
Él me ha enseñado cómo es la vida, los problemas y las alegrías, las filias y las fobias, los miedos y las risas. Él me ha enseñado todo.
Él fue el que me llevó a pescar por primera vez.
Él me enseñó a montar en bici.
Él se queda en la puerta con la oreja pegada escuchándome tocar la guitarra.
Él es el primero que se siente orgulloso de mí, pase lo que pase.
Él me ha proporcionado durante tantos años, comida, ropa, cobijo, protección, sabiduría, y sobre todo amor.


Es por eso este texto, hoy día 19 de Marzo, para enseñarle al mundo las lágrimas de alegría que plasmo en estas letras al pensar qué sería de mí sin él. Que detrás de cada pequeña discusión había siempre todo el amor que faltaban en las malas palabras, y que, de no ser por él, seguramente yo estaría muerto, o algo peor. Él es mi ilusión, mi existencia, mi origen, mi fuente de sabiduría y de conocimientos. Él es el que siempre estará ahí, pase lo que pase. Bien tiemble el mundo, guerras, enfermedades, injusticias, catástrofes naturales, él siempre estará conmigo, y jamás me negará su amor como padre, ni sus abrazos y consejos como amigo.


Gracias papá. Gracias por darme la vida, y por darme un motivo para vivirla. Te quiero.

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