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martes, 15 de marzo de 2011

Malas compañías.

Me miró.... o bueno, quizá no, pero sentí como si me estuviera mirando, y me dijo:
- ¿Cómo lo aguantas?
No osé moverme. Continuaba tumbado en la hierba, con los dedos entrelazados detrás de la cabeza, disfrutando de las masas polimorfas que se formaban en el cielo.
- ¿Cómo aguanto el qué? - Dije sin moverme un milímetro.
- Ya sabes - dudó antes de acabar la frase - a mí.

Me resultó curiosa esa pregunta, puesto que había estado con ella toda la vida. Es posible que a veces haya dado de lado su compañía por diversos grupos de amigos, de esos que te ofrecen felicidad con falsas promesas y en realidad son lo que todos. Lo cierto es que ella había sido la única presencia que, a ciencia cierta, jamás me había fallado. Siempre, siempre, y absolutamente siempre había estado conmigo, y ese es un mérito que no se le puede negar.

Me incorporé y entrecrucé las piernas sentándome en la hierba. Mis manos comenzaron a cercenar pequeñas briznas de aquella aterciopelada materia verde perlada por el rocío ante mi atenta mirada.

- Supongo que me he acostumbrado a tu presencia. - dije sin dejar de mirar el césped - Y la verdad, cada día me resulta menos desagradable.

No tenía ojos, pero volví a sentir como si me estuviera mirando. Si tuviera que imaginarme sus ojos, me los imaginaría tan negros que no sería posible apenas diferenciar la pupila del iris, y sin duda,  penetrantes como dardos.

- ¿Y tu familia? ¿No crees que deberías abandonarme por ellos?
- Mi familia no cuenta para estos temas. Les amo y me aman. Ellos no pueden aportarme una vida social tan plena como lo pudiera hacer gente que no pertenece a mi familia. Y además ¿A tí quién te ha dado vela en este entierro? Tú eres mía, estás conmigo, y eso no va a cambiar jamás.
- ¿Y eso por.... - Ahogué sus palabras con la continuidad de mi argumento.
- Porque a mí se me antoja que así sea. - Le miré de reojo. - ¿Por qué te molestas en desaparecer? ¿No comprendes, acaso, que soy feliz contigo?
Sus ojos imaginarios se entristecieron, y se volvieron taciturnos. No comprendía cómo era posible que pudieran llegar a llorar. Jamás le había visto así, siempre me había acompañado a todos lados, y sólo en contadas ocasiones le había dejado de lado. Continuó hablando:
- ¿No comprendes que me hace daño estar con gente como tú?
Seguí mirando la hierba, arrancando cada vez con más furia los dientes verduzcos de la madre tierra. Sus palabras comenzaban a afectarme, pero a la vez me daban igual. Ella sería mía por siempre, ocurriera lo que ocurriera. O al menos esa era mi idea. Había probado a estar sin su presencia, pero me resultaba imposible. Cada vez que le abandonaba, la gente me hacía daño, y tenía que volver desesperado a sus brazos para que me consolara. Ella era la única que me entendía, y el modo de vida que había escogido era estar a su lado para siempre, le gustara o no.
El llanto se intensificó aún más, y continuó torturándome los oídos mientras me levantaba y estiraba las extremidades. Procuraba hacer caso omiso de sus palabras, y mientras hablaba y lloraba, intenté respirar lo más ondo que pude. Recogí una multitud ingente de aromas que se extendían por todo el parque, mientras ella lloraba.
Me puse de camino a casa.
- Me hace daño ver a la gente sufrir por mi culpa, ¿No lo entiendes?
- ¿Y no has pensado tal vez, que a mí no me haga daño estar contigo? - Me atreví a decir finalmente. No había dejado de andar aún así. Ya estaba llegando a casa.
- A todo el mundo le hace sufrir estar conmigo. Nadie es capaz de acostumbrarse a mí. ¡Nadie!
Comenzó a enfurecerse. Sus ojos negros se volvieron de un color anaranjado grisáceo que inspiraba verdadero terror. Rápidamente saqué las llaves de casa y entré lo más rápido que pude. Me tranquilizó escuchar la voz de mi padre proveniente del salón.
La soledad se había evaporado nada más entrar por la puerta. Pero estaba seguro de que me seguiría esperando encuanto pusiera de nuevo un pie en la calle. Siempre lo hace.


"Desde la estación verás pasar los trenes, pero desde los trenes verás alejarse las estaciones. Ahora tú decides si embarcas, o te quedas en tierra."

4 comentarios:

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  2. Me gusta.
    Lo haces muy bien, felicidades :)

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  3. Alucinante, en serio. Aunque te importe poco te has ganado estar en la pestaña de favoritos..

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  4. Aunque no lo creas, me siento muy ilusionado cuando veo comentarios de este tipo en mi blog. En serio, me encanta sentir que mi trabajo le gusta a la gente. Mil gracias =)

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