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sábado, 4 de febrero de 2012

Eva - Miscelánea


- Me gusta cuando sonríes.
Eva dio un respingo, pero con la fuerza de un toque de atención, nada más.
- ¿Y a qué viene eso? - Dijo Eva con cierta sorpresa.

Habían pasado los últimos 15 minutos en silencio, hablándose demasiado sin decirse absolútamente nada. Un cuarto de hora entre caricias y abrazos, y besos cortos que no inspiraban más que la ternura de una pareja después de haber hecho el amor desenfrenadamente.

A Eva no le gustaba hablar después de desahogar sus necesidades sexuales. Bueno, más bien no le gustaba hablar nunca a no ser que fuera esctríctamente necesario. Y ahora, desde luego, no lo era.

- Tus pecas son demasiado adorables ¿Sabes?
"Tus pecas son demasiado adorables", pensó Eva. "Pero ¿Quién se creerá este tío para soltarme esa ristra de imbecilidades y quedarse tan ancho?".

Había veces que parecía que a Eva le daba completamente igual todo lo humano, como si no formara parte de la propia especie. Siempre había sido así, al menos así se recordaba.
Eva levantó su cuerpo desnudo de la cama, y las llamas anaranjadas que brotaban de su cráneo resbalaron hasta la mitad de su espalda.

El chico observó sus turgentes posaderas, moviéndose al ritmo de los pasos de la pelirroja, a la cual perdió de vista casi al instante debido al espacio tan corto que tenía que recorrer para encontrar la puerta del lavabo.

Lo cierto es que Eva, dentro de su perfección anatómica, podría llegar a sentirse incómoda ante tantas miradas tan lascivas.

Los hombres no habían hecho otra cosa al conocerla más que dedicarle palabras amables. La inocencia que rezumaba era inversamente proporcional al grado de amabilidad que dedicaba a los recién conocidos.

Podía acostarse con ellos, varias veces incluso, y seguir tratándoles con la misma pasividad y bordería que antes de conocerse siquiera. Pero ellos siempre perdonaban su falta de habilidad para las relaciones sociales poniendo como moneda de disculpa su extrema belleza y su falta de personalidad, que junto con sus ganas de disfrutar del sexo, resultaba una mezcla realmente peligrosa.

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